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Bayern Munich | Champions League

La gran revancha que Ancelotti espera tener ante Real Madrid

Uli Hoeness, presidente del Bayern, reveló una motivación especial en el técnico para la eliminatoria por la salida que tuvo el italiano del Bernabéu.

Actualizado a
Hoeness, presidente del Bayern, en el Allianz Arena.
REUTERS

Uli Hoeness es una persona clara. Dice lo que piensa y en cuanto al enfrentamiento con el Real Madrid no fue diferente. Sabe que hay un reencuentro con morbo porque en el banquillo del Bayern está Ancelotti, el entrenador que dio la Décima al Madrid y que no salió de la mejor manera del club... El presidente del Bayern le ve con una motivación especial para el duelo. “Conoce al Madrid y a sus jugadores como la palma de su mano. Además, tiene ambición por echarles ya que su adiós allí no fue de lo más agradable”, dijo a AS durante la inauguración de un centro para niños desfavorecidos en Múnich.

Hoeness considera que Ancelotti es una persona clave para el duelo frente al vigente campeón de Europa debido a su pasado en el conjunto blanco y ve lógico ese sentimiento de revancha: “En el deporte es normal. Carlo esta relajadísimo, nos tranquiliza y dice que lo vamos a conseguir”.

Aunque confía en Ancelotti para que el Bayern se imponga al Madrid, también reconoció a este periódico que no quería encontrarse con ellos ni en pintura antes del sorteo: “No quería al Madrid, era uno de los mejores equipos que quedaban”. Pero el mandamás, de 65 años, no se arruga ante lo que viene: “Como suelo decir: ‘El que quiere llegar a la final tiene que ganarle al equipo que sea’. Nosotros estamos pasando por un momento positivo y ahora toca confirmarlo a base de resultados”.

En cuanto al rendimiento del Bayern de Ancelotti, Hoeness no podría estar más satisfecho. En la Bundesliga es líder con 13 puntos de diferencia con respecto al Leipzig, los jugadores aplican la filosofía de Carletto a la perfección y el club sigue optando al triplete. Aún así, el presidente muniqués teme que pueda haber algún que otro problema en lo que resta de temporada. “El míster tiene a todos los jugadores a su disposición, pero eso también puede traer problemas”, explica Hoeness. “En una plantilla como la nuestra puede surgir inquietud. Pero es normal. No queremos jugadores que estén contentos cuando sean sustituidos o no jueguen. Dependerá de Carlo moderar esa situación. La clave está en conservar nuestro estado de forma y al ambiente positivo dentro del vestuario”, especificó.

Después de un inicio de temporada lleno de altibajos, el Bayern se ha crecido en este último tramo de temporada y afronta la eliminatoria ante el Madrid en su mejor momento del año. “El equipo está con ganas de correr, el jugador con balón siempre tiene dos o tres opciones de pase, los jugadores están pasando por un momento creativo y no se conforman. Cuando marcan el tercero siguen con ganas de hacer el cuarto. Sólo nos queda tener la esperanza en que podemos mantener nuestro estado de forma en los partidos ante el Madrid y la semifinal de Copa contra el Dortmund”, dijo Hoeness. “Ahí se comprobará dónde estamos de verdad”.

Hoeness, de las tres Copas de Europa a una retirada precoz

Uli Hoeness llegó al Bayern con 18 años de la mano de Udo Lattek. El técnico le había dirigido en la Selección Sub-18 y sabía de su potencial. Delantero zurdo, destacó en el equipo muniqués con seis goles en su primer año en la Bundesliga. Cerró su etapa en el Bayern con 239 partidos, 86 goles y un palmarés envidiable. Ganó tres Copas de Europa seguidas: 1974 (frente al Atlético), 1975 (Leeds) y 1976 (Saint-Étienne). A las que hay que sumar tres Bundesligas, una Copa y una Intercontinental. Un éxito en su club que ya había saboreado con Alemania con la conquista de la Eurocopa de 1972 y, después, con el Mundial de 1974, tras el que el Madrid quiso ficharle. La segunda Eurocopa (la de 1976) se le fue en la tanda de penaltis ante Checoslovaquia. Falló él y Panenka marcó el suyo e hizo historia. La carrera de Hoeness terminó cuando sólo tenía 27 años. Una lesión en el menisco en la final de la Copa de Europa de 1975 de la que nunca se recuperó provocó su adiós en 1979 (jugó su último año en el Nürnberg). Como jugador se midió al Madrid en la semifinal de Copa de la Europa del 1976 en la que un aficionado saltó a pegar al árbitro Linenmayer. Vivió el nacimiento de la Bestia Negra en el campo, pero el resto de episodios de los Madrid-Bayern le tocó verlos desde los despachos muniqueses. Un histórico.