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PACERS 114-WOLVES 115

La sangre fría de Ricky da un triunfo polémico a los Wolves

El español anota tres libres (13/13 totales) y decide en los últimos segundos el partido entre las protestas locales a los árbitros.

Ricky Rubio, decisivo en Indiana
Ricky Rubio, decisivo en IndianaTrevor RuszkowskiUSA Today Sports
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Después de seis derrotas seguidas, justo cuando volvían a tener un atisbo de esperanza de volver a los playoffs trece años después (un paréntesis ya casi generacional que no ha vivido ninguna otra franquicia en activo), los Timberwolves (ya sin nada en juego: 29-44) volvieron a ganar. Y lo hicieron en Indiana (114-115), ante unos Pacers (37-37) que quizá se acuerden en unos días de una victoria que nunca tendrían que haber dejado escapar. Ahora solo tienen dos partidos de ventaja sobre el noveno del Este, Chicago Bulls. Y son, en cualquier caso, la vida definición de un equipo en el 50% de victorias. Ni fu ni fa. Ni van ni vienen. Ni se puede esperar de ellos grandes cosas una vez aterricen (que hay que seguir pensando que lo harán, casi por inercia) en playoffs.

El que antaño (los tiempos de Miami Heat) era el rival que LeBron James no quería ver ni en pintura en las eliminatorias, conserva a Paul George pero poco más. A Nate McMillan le dieron un equipo que tenía que correr y anotar más que en los años de Frank Vogel, pero que tiene unas carencias enormes en cuanto a profundidad de rotación y en algunas posiciones (la de escolta…). También esperaban más de Young (y jugando más abierto) y un pívot deslumbrante a sus 21 años como Myles Turner está mostrando síntomas de fatiga en este final de temporada. Los Pacers, casi todo el curso fiables en casa y horrendos fuera, perdieron en su pista a pesar de que Paul George, santo y seña, metió 37 puntos, cogió 7 rebotes y desarmó con su defensa durante casi toda la noche a Andrew Wiggins (17 puntos en 17 tiros). Eso sí, cuando llegaron los minutos calientes, su equipo se olvidó de él. Y George, que llevaba 25 puntos al descanso, se quejó amargamente después del partido. Si sus compañeros no entienden que sus opciones pasan por poner la pelota en sus manos, algo no va nada bien en Indianápolis.

Paul George se quejó de eso y, como todo el mundo en los Pacers, del arbitraje. Con 114-110 a falta de 45 segundos, los Wolves ganaron con cinco tiros libres y unos cuantos fallos del rival, el último de Monta Ellis. Primero Towns (37 puntos, 12 rebotes), sacó una falta lanzándose tras finta de tiro sobre Young (táctica demasiado generalizada sobre la que cada vez más hay más presión), y con 114-112 Ricky Rubio sacó otros tres tiros tras forzar la acción de tiro en un encontronazo con el bloqueo de Dieng a Teague en el que pareció contactar más con su compañero que con el base rival. Ricky (“intenté pasar el bloqueo, noté que Teague me cogía del brazo, intenté lanzar y el árbitro vio la falta”) anotó los tres tiros a falta de menos de cuatro segundos. Después falló Ellis.

Ricky es un buen lanzador de tiros libres (82% en su carrera) que está en su mejor cifra (88%) esta temporada. Lleva (13/13 en este partido) ocho partidos sin fallar un tiro libre y un 55/56 en los últimos once. En Indiana fue el mejor acompañante de Towns (21 puntos, 10 asistencias, 5 rebotes) y alcanzó los 20 puntos por quinta vez en nueve partidos. Sea para que los Wolves se replanteen su futuro o para multiplicar su valor de mercado, su final de temporada está siendo excelente. La pena es que, otra vez, acabará a mitad de abril y sin pisar siquiera las eliminatorias.

En los Pacers pueden quejarse de las decisiones arbitrales, pero por encima de todo no deberían haber dejado escapar, en su pista y ante un rival con mucho menos en juego, una ventaja que rondaba la decena de puntos tras un parcial de 14-0 entre el tercer y el último cuarto. Del 106-97 a falta de poco más de cinco minutos a ese patinazo final que, veremos, puede tener consecuencias funestas para un equipo que, en todo caso, no parece capaz de hacer mucho ruido en los playoffs. Y menos si se olvida de Paul George cuando más le tendría que buscar. Cosas raras...