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Surf

De multas a rotura de tablas: a veces, ser surfista no es fácil

Varios surfistas tanto profesionales como amateur denuncian problemas con las aerolíneas o incluso las autoridades.

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De multas a rotura de tablas: a veces, ser surfista no es fácil
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A principios de mes, el surfista profesional Alex Gray denunciaba en su Instagram que cuatro de sus cinco tablas facturadas con American Airlines habían sufrido desperfectos o estaban rotas tras un vuelo de Hawái hasta Los Ángeles.

"Cada tabla que iba sacando tenía la cola o la punta rota; la última estaba partida en dos por la mitad", decía el surfista en el texto del vídeo que publicó en la red social. Y añadía: "Estoy seguro que muchos de vosotros estaréis pensando que esto ya os ha pasado y esta es la parte más triste. Una y otra vez pagamos 150 dólares o más para transportar nuestras tablas para que acaben destrozadas".

Pero la denuncia de Alex Gray no acaba aquí, sino que advertía: "¿Sabes esa pequeña firma que das en la etiqueta de la bolsa? Es la firma que libera a la compañía de cualquier responsabilidad por los daños que puedan ocasionar". Además, se llega a preguntar cómo habían podido partir una tabla. "¿Abrieron mi bolsa, rompieron esa tabla y luego las metieron de nuevo? Había atado las cinchas de la bolsa para bloquearlas y que no se movieran y estaban abiertas. Así que me hace pensar en esta opción es la correcta".

Al final, gracias a la repercusión que alcanzó el post, la aerolínea le acabó indemnizando y pidiéndole perdón.

No ha sufrido la misma suerte la joven surfista vasca Ainara Aymat, precisamente con la misma aerolínea y esta vez con problemas que la afectaron en competición.

Aymat denuncia en Surfline que en su viaje a Barbados para el QS 3000 que allí se disputaba "las tablas no llegaron a tiempo" y tuvo que competir con la de Garazi Sanchez, otra surfista que estaba participando en el evento. El problema es que cada surfista entrena y se siente a gusto con unas determinadas tablas y esta era más grande. Se quedó a 0,17 puntos de pasar a segunda ronda.

Los problemas, pero, no terminaron aquí. En la misma revista, Ainara Aymat cuenta que "elegí esa aerolínea porque en teoría no tenía que pagar por las tablas, pero a la vuelta me obligaron a pagar 175 euros que nunca comprendí. Llegué a Madrid y el del mostrador de American Airlines me quería hacer pagar otra vez por las tablas. Tuve que entrar en su web para enseñarles las reglas de su propia compañía y fue entonces cuando me dejaron facturar sin pagar extra".

El remate vino en el viaje de vuelta, cuando 48 horas después de embarcar, pelear porque no le cobraran dos veces, competir con una tabla que no era suya y quedar eliminada, se encontró con que la que usa en los campeonatos estaba partida por la punta, plegada en el medio y llena de golpes. Inutilizable para la prueba en que participaba como surfista local, el Pro Zarautz 2017.

Como bien cuentan en la revista, el circuito mundial de clasificación (QS) en surf está lleno de aspirantes y surfistas que hacen grandes esfuerzos por intentar competir, llegar a la élite y poder ganarse la vida con el surfing. Y como bien dice la surfista vasca, si a las dificultades económicas para desplazarse por todo el mundo se le añaden las logísticas y de malas praxis por parte de terceros, "es imposible que los deportistas puedan rendir al máximo nivel".

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Borja Irastorza

Finalmente, también durante este mes de abril, una lectora del portal Surf30 denunciaba que había sufrido una multa de 200 euros por transportar tablas de surf dentro del coche.

La multa provenía de la policía municipal de Getxo, que aplicó el artículo 14.1A de la normativa de tráfico “circular con el vehículo reseñado cuya carga pueda arrastrar, caer, desplazarse de manera peligrosa o comprometer la estabilidad del vehículo, sin disponer de los accesorios que garanticen la adecuada protección o acondicionamiento de la carga”.

Según explican en el portal, "al aplicarse este artículo (falta grave) y no el 18.1.5E: Conducir un vehículo sin cuidar de la adecuada colocación de los objetos o algún animal transportado para que no interfieran la conducción) le han caido 200 euros en vez de 80".

En resumen, tres casos bien distintos que demuestran que el surf no son solamente las playas paradisiacas y las sonrisas que se imaginan algunos. Tres, pero, de otros tantos casos de persecución y/o dificultades que sufren los surfistas como que la policía les eche del agua en Barcelona o que algunos medios les llamen inconscientes por meterse en olas grandes.

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