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NBA | ANÁLISIS

Los Clippers deberán gastar 300 millones para retener a Paul

Los Clippers afrontan un verano decisivo en el que pueden tener que batir récords de gasto. Chris Paul acapara debates tras la eliminación.

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Los Clippers deberán gastar 300 millones para retener a Paul
Richard MacksonUSA Today Sports

(Casi) todo el mundo tiene manía a Los Angeles Clippers porque cuando se acaba perdiendo siempre, y casi siempre de mala manera, pesan más las protestas arbitrales que los alley oops de la Lob City. Por ejemplo. Para una franquicia con una eliminatoria de playoffs ganada desde su llegada a L.A. en 1984 hasta 2011, este periodo 2011-17 ha sido una verdadera era dorada. Siempre por encima del 60% de victorias… pero solo tres eliminatorias superadas (3-6). Es decir: tres derrotas en primera ronda, tres en segunda, ni una final de Conferencia que llevarse a la boca. Así que recordaremos más el escándalo racista de Donald Sterling y V Stiviano, el rescate por tierra, mar y aire de DeAndre Jordan cuando iba a firmar con los Mavericks, los 2.000 millones que soltó Steve Ballmer para hacerse con la franquicia o el puñetazo a un miembro de la franquicia con el que se rompió una mano Blake Griffin. ¿En lo deportivo? El colapso contra los Thunder en 2014, el megacolapso contra los Rockets en 2015, las derrotas encadenadas e inevitables contra los Warriors (ni en plena crisis de los Lakers mandan en California) o las lesiones inoportunas en 2016 y 2017.

Esto no tendría que haber ido así con la perspectiva de una historia que se remonta al draft de 2009, cuando Blake Griffin se lleva el número 1. Y especialmente a diciembre de 2011, cuando se veta la llegada de Chris Paul a los Lakers y el base, al que volveré después, acaba en el otro vestuario del Staples Center. Todavía era general manager Neil Olshey, que por cierto drafteó a Griffin, Eric Gordon, DeAndre Jordan, Eric Bledsoe y Al Farouq Aminu. Después Doc Rivers, con las llaves del castillo, ha hecho un trabajo mediocre como entrenador y nefasto como presidente.

Ahora las cuestiones son dos: ¿se ha acabado este ciclo en los Clippers? Y más allá, ¿sería lo mejor que se acabe? Chris Paul y Blake Griffin no ejecutarán sus player options y saldrán al mercado. También lo hará Mba a Moute y JJ Redick es agente libre. Para la próxima temporada, DeAndre tiene comprometidos 21,1 millones y (el Rivers gestor...) entre Crawford, Rivers hijo y Wesley Johnson se llevarán 32. La franquicia quiere dar un contrato máximo a Chris Paul, que cumple esta semana 32 años: en el 35% del cap, se llevará más de 200 millones de euros: 35,3 la próxima temporada, en la que el contrato máximo de Griffin comenzaría en 30,3. Si intentaran renovar a Redick (unos 15 millones anuales como mínimo), a Mbah a Moute y completar rotación con cuatro contratos mínimos, se irían a 151,6 millones en salarios cuando el cap estará en 101 y el luxury tax en 121. Con cargo por acumulación de años y más allá de los 20 millones por encima del impuesto, el tax podría irse a 145 millones y el precio total de la plantilla para la próxima temporada, a más de 297.

Sería obviamente el roster más caro de la historia y un esfuerzo descomunal (aunque si alguien se lo puede permitir, es Ballmer) para mantener a un bloque, y este es el corazón del asunto, que ha ganado tres eliminatorias de playoffs en seis años, del que se dice que a algunos compañeros no les gusta jugar con Chris Paul, que todo lo que tiene para llevarse a la boca son dos títulos de División (2013 y 2014, un bocadillo entre los Lakers y los Warriors) y al que se le pasan los años sin retocar lo que todo el mundo sabe que tendrían que retocar: fondo de armario, defensa en las alas… ¿Se irá Chris Paul a otro sitio para tratar de acabar con su leyenda negra como competidor? ¿Si el base se queda tendrían que rodear al eje Paul-Jordan de tiradores… y avanzar sin Blake Griffin? ¿Les sobrevino esta era de espacios y lanzamiento exterior con un equipo pensado para ganar… en la NBA de hace una década?

El verano será complicado en L.A. ¿Seguir con Paul, con Griffin o con Paul y Griffin? Y en cualquiera de los casos, ¿será ese el deseo de unos jugadores que parecen acabar cada temporada hartos hasta de ellos mismos?

La leyenda ¿negra? de Chris Paul

Y aquí desemboco en Chris Paul, sobre el que se ciernes rayos y truenos cada vez que su equipo se va de vacaciones. Hay dos franquicias del actual Oeste que nunca han jugado una final de Conferencia: Pelicans (antes Hornets) y Clippers. El denominador común es Chris Paul, el único jugador con 76 partidos de playoffs sin estar en la penúltima ronda, el único que no la ha disputado a pesar de acumular más de 6.000 asistencias en Regular Season. De hecho, va ya por 8.251. Con Chris Paul, más que con muchos otros, se tiende a unir lo individual y lo colectivo y castigarle a él por lo que les pasa a sus equipos, a los ciertamente les pasan cosas. Y se recuerda más sus catastróficos errores en la citada remontada de los Thunder que la canasta con la que eliminó a unos Spurs campeones, lesionado y en una de las más emotivas actuaciones históricas en un séptimo partido.

Chris Paul es pequeño, tiene un toque desesperante que va más allá de lo callejero y toca con lo sucio y, efectivamente, nunca ha jugado unas finales de Conferencia. También es nueve veces all star, dos veces oro olímpico, cuatro integrante del Mejor Quinteto y seis del Mejor Quinteto Defensivo. En la citada y requetecitada eliminatoria ante los Thunder, que tuvo mucha miga, hizo con su 1,83 defensas portentosas a Kevin Durant (2,06 oficiales que son en realidad, y reconocido por él mismo, 2,10… como mínimo). En sus seis temporadas en el equipo, los Clippers nunca han bajado del octavo puesto en rating ofensivo y han tenido dos veces el mejor… en Regular Season, donde promedia casi un 66% de victorias (tercero de la liga en ese tramo) que se va a un 42,1 en playoffs, donde está en 21,4, 8,7 asistencias y un 48,4% en tiros de campo.

Chris Paul es, aunque jamás llegue el anillo legitimador, uno de los mejores bases de la historia de la NBA. Que te crispa cuando rasca y flopea en la misma jugada. Que nunca ha plantado a sus equipos en unas Finales, ni en el paso previo... Pero uno de los grandes bases de la historia de la NBA.

En nueve de sus doce temporadas ha jugado playoffs, 76 partidos en los que promedia (la anterior cifra se refería solo a su etapa en L.A.) 21,4 puntos, 9,4 asistencias, 2,2 robos, 4,7 asistencias, un 48% en tiros y solo 2,7 pérdidas de balón. Las estadísticas avanzadas dicen que hace a su equipo 8,5 puntos mejor por cada 100 posesiones que un base estándar. Y su PER acumulado es 25,8. La lista de jugadores con más de 75 partidos de playoffs y más de 25 de PER es cortita: Michael Jordan, LeBron James, Shaquille O’Neal, Hakeem Olajuwon y Chris Paul. De ellos, Paul es el mejor en asistencias y en TS% (true shooting percentage, el medidor ajustado de la eficiencia en todos los lanzamientos).

Pero los otros cuatro suman 15 anillos y 14 MVP de Finales. Es decir: Chris Paul es una anomalía, un resumen de números que no encajan con el currículum. Un jugador que tendría que haber ganado más. O haber sido peor. Se supone que no se puede ser tan bueno y quedarse tan corto.

Puede que en algún momento, entre los Spurs y los Warriors, los Clippers tuvieran una opción real. En alguno de los citados playoffs del último lustro lo llegó a parecer, aunque ahora cueste creerlo. Pero quizá su gran ocasión se escapó en 2008, cuando pilotó a unos New Orleans Hornets que fueron la sensación de la NBA (Stojakovic, West, Chandler…) pero que perdieron en siete partidos, con el decisivo en su pista y en semifinales del Oeste contra unos Spurs que después fueron acribillados por los Lakers… que después no pudieron con los Celtics. En aquellos playoffs Paul promedió 24,1 puntos, 11,3 asistencias, 4,9 rebotes, 2,3 robos y solo 1,8 pérdidas. Después, poco antes de irse y con unos Hornets desmantelados (2011), ganó dos partidos de primera ronda a los Lakers con 33 puntos, 14 asistencias, 7 rebotes y 4 robos en el primero y 27 puntos, 13 rebotes y 15 asistencias en el segundo (cuarto de la serie).

Chris Paul tiene la tercera mejor media histórica de asistencias (9,9 por las 11,1 de Magic Johnson y las 10,5 de John Stockton) y es ya décimo en totales. Tiene el mejor ratio entre asistencias y pérdidas de todos los tiempos: reparte 4,1 por cada balón que pierde por el 3,7 de Stockton y el 3,02 de Jason Kidd. Esas pérdidas llegan, además, con un volumen total de pases por partido que ha superado los 60 en los dos últimos años. En la 2015-16, 61,9 de los que solo 1,3 fueron malos o condujeron a pérdidas de su equipo. En, por último, un rating de pases obtenido de restar a su porcentaje de asistencias (canastas de sus compañeros a través de sus pases con él en pista) el de pérdidas (pérdidas por cada 100 posesiones) obtiene un casi sobrehumano +34,2 (47,2 -13). En su carrera, John Stockton firmó un 29,4, Nash un 22 y Magic un 21,5.

Es una montaña de números que difícilmente convencerá a quienes siguen creyendo que Paul tiene más que ver con los malos finales que con los excelentes caminos de tantas temporadas de sus equipos. El actual, Los Angeles Clippers, será de hecho de una forma o de otra totalmente distinta en función de lo que él quiera hacer con su último gran contrato...