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La U debía jugar un partido perfecto y rehabilitarse de la caída en Sao Paulo donde mereció mejor suerte. Para remontar el 2 a 0 ante Corinthians tenía que echar mano a la ecuación más difícil en el fútbol cuando se trata de dar vuelta un resultado: combinar solidez defensiva y efectividad en el arco contrario. El Romántico Viajero lo intentó, tomó riesgos, se la jugó, pero estuvo lejos del objetivo.

Hoyos apostó a un esquema ofensivo cuya pretensión chocó frontalmente con la realidad. Ontivero, como se preveía, no fue aporte y acabó reemplazado por Pizarro en el entretiempo, Espinoza y Reyes tampoco dieron abasto en el ida y vuelta y sucumbieron en una faceta clave como la marca de los volantes ofensivos del rival y Beausejour y Rodríguez no lograron el desdoblamiento requerido. En síntesis, la U transitó siempre por la cornisa, ofreció demasiados espacios y facilitó la tarea al rival.

El voluntarismo del equipo universitario no alcanzó. El trabajo de Ontivero, Mora, Benegas, Lorenzetti, Rodríguez y Beausejour generó un volumen de juego interesante en el primer tiempo, pero ese empuje y ambición no se tradujo en goles y la U quedó expuesta a la contra paulista. Corinthians se agrupó con solvencia, aprovechó sus momentos, las licencias en la zona media, el despoblamiento de la banda derecha y selló temprano la clasificación.

Los azules mejoraron una enormidad en el segundo lapso y merecieron otro resultado, quizá un empate o incluso ganar por la una ventaja leve. Como dijo Hoyos, la U propició seis ocasiones claras de gol ante un equipo al que normalmente no le apedrean el rancho. El problema, en la mirada más general, fue que la derrota en Brasil dejó a los universitarios sin margen y además, convengamos, que los mejores momentos del cuadro laico en la segunda parte coincidieron con un rival que tras el 2 a 0 de Jadson sintió que tenía la victoria en el bolsillo.

Con todo, más allá de que el dibujo inicial de Hoyos no dio los frutos esperados y puede interpretarse como un error, la U tuvo varios méritos y fue capaz de articular una gran reacción en la media hora final. Nunca bajó la guardia y batalló con una entrega conmovedora pese a que la tarea de convertir cinco goles era un imposible. Capítulo aparte fue la actuación de David Pizarro que hasta el ingreso de Schultz debió acomodarse a una tarea de volante mixto y cumplió el mejor partido desde que volvió a la U. La noche de este miércoles frente a un rival de jerarquía demostró que está para ser titular.

Consumada la eliminación, hay conclusiones que saltan a la vista. El equipo debe seguir creciendo y reforzarse adecuadamente para pelear mano a mano en la arena internacional. Ante rivales de medio pelo, alcanza, pero frente a clubes grandes de Sudamérica como Corinthians hay que poner algo más sobre la mesa. En el CDA pueden estar tranquilos porque este proceso que apenas suma cuatro meses tiene a los universitarios jugando a estadio lleno y peleando el título del Clausura. Tiempo al tiempo, estabilidad, chequera amplia y decisiones criteriosas es lo que precisa la U para dar un salto de calidad, volver a ser campeón y retomar su estatus en la región. Por ahora va en un muy buen camino.