Los Angeles pierde el Super Bowl LV por no tener su estadio listo
Tampa Bay acogerá el partido final de la temporada 2020 tras el retraso en los planes de construcción de la gran casa futura de Rams y Chargers.
El Super Bowl LV, la correspondiente a la temporada 2020 y que se jugará el 7 de febrero de 2021, no tendrá lugar en el gran estadio de Inglewood de Los Angeles y se disputará en Tampa Bay. Así lo aprobaron los propietarios de la NFL que, de esta forma, trasladan la Super Bowl de Los Angeles un año en el tiempo, a 2022.
No es nada habitual que la NFL tenga que posponer una de las fechas claves de su calendario futuro, y mucho menos toda una Super Bowl ya anunciada.
El problema ha sido que la construcción del estadio de Inglewood ha sufrido graves reveses en los últimos tiempos y su inauguración está prevista para un año más tarde que lo originalmente planeado. Los Rams, que van a ser los propietarios de ese inmenso centro de ocio deportivo, y los Chargers, que estarán allí alquilados, saben que tendrán que jugar tres años más en sus respectivos estadios actuales por el mismo motivo.
El gran estadio de Inglewood es la piedra fundacional del retorno de la NFL a Los Angeles. Con más de 1,8 mil millones de dólares de inversión, Stan Kroenke, dueño de los Rams, ideó un lugar casi megalómano en el que se establecerá el centro neurálgico de la liga en la costa Oeste. Por eso, y como es tradición en la competición, con estadio nuevo se asegura una Super Bowl. Además, no sería lógico regresar a la segunda gran urbe en importancia del país y no celebrar allí el gran partido.
Es por eso que no ha habido drama a la hora de tomar esta decisión, porque la NFL tiene muy claro que la apuesta por Los Angeles es muy importante, muy seria y muy a largo plazo como para cometer el error de forzar las fechas. Así que mucho mejor esperar un año, que no hay problema, y hacerlo bien, que organizar la Super Bowl LV con prisas y cometer errores.
Otra norma no escrita de la liga, pero que se cumple a rajatabla, y este caso no es una excepción, es que los estadios nuevos tienen que estar abiertos al menos dos años antes de celebrar una Super Bowl.