¿Qué fue de Juninho?: el campeón del mundo en 2002
El Atlético incorporó al brasileño llenando de ilusión el Calderón, pero una fortísima entrada de Salgado frenó su carrera. Ha vuelto a sus orígenes.
En el verano de 1997 el Atlético buscó un salto de calidad para seguir apuntalando al equipo en la élite. Y lo hizo con un ojo excelente a un precio que hoy puede parecer de saldo para una estrella mundial. Jesús Gil se fue a la Premier a por el Mejor Jugador de ese ejercicio: Juninho Paulista. Su equipo, el Middlesbrough descendía y era una ocasión única para firmar a un crack por cerca de 15 millones de euros. El Atlético firmaba a uno de los puntales de Brasil, uno de sus dieces, un fijo de la verdeamarelha, y encontraba más que digno heredero para los Leivinha y Dirceu. Talento puro concentrado en un liviano 1,65. Antic lo había pedido y se llegada entusiasmaba al técnico balcánico que veía en él la magia necesaria para seguir compitiendo con los grandes.
Inicio en el Ituano y fichaje por el Boro
Juninho se crió en el Ituano, un club modesto del estado de Sao Paulo. Ahí despuntó y rápidamente fue reclutado por un gigante de la región, El Sao Paulo. Siendo adolescente, con los del Morumbí lo había ganado ya todo. Copa Sudamericana, Libertadores e Intercontinental. Formaba parte de aquel equipo del 93 que tumbó al todopoderoso Milán de Capello. Aprendiendo de los Cerezo, Leonardo, Muller, Palinha… Juninho brilló en el equipo tricolor y en apenas dos años captó la atención del fútbol europeo. Cruzó el charco para enrolarse en una liga durísima para sus condiciones, la inglesa, pero interesante por los espacios y el constante ida y vuelta. Menudo y frágil, actuando más como segundo punta que como enganche, fue poco a poco enloqueciendo a la Premier. Su salida eléctrica, su dribbling de instinto y su visión de juego eran indescifrables para los toscos defensas británicos. Tras dos años y consumado el descenso, en una temporada en la que el Middlesbrough perdió la final de la FA Cup, y más que asentado en una selección brasileña con la que había ganado el bronce en los Juegos de Atlanta, el Atlético le firmó después de ser nombrado el Mejor de la liga inglesa.
Llegada al Atlético
Pintaba magnífica su llegada al Atlético y no pudo ser más cruel lo que el destino le aguardaba. Un triángulo Juninho, Kiko y Vieri sembraba ilusión las mentes atléticas. Más aún cuando en el partido que abría la Liga no se había cumplido el cuarto de hora y se estrenaba marcando en el Bernabéu. Al Atlético le costó encontrar una velocidad de crucero en la tabla, pero en mitad de la remontada, Juninho recibió una patada que marcó su trayectoria. El 1 de febrero de 1998 en Balaídos, el por entonces céltico Michel Salgado cazó a Juninho cuando se iba a portería. Una entrada espantosa que fracturó el peroné de la estrella rojiblanca y le dejaba fuera del tramo final de la temporada y sin Mundial.
A su regreso nunca fue el mismo. Además, el nuevo ocupante del banquillo colchonero no se lo puso fácil. Sacchi se había hecho con las riendas y no casaron. “Él llegó y me perjudicó por su gusto diferente a mis características, le interesaba la táctica, no la creatividad”, afirmó a El País el futbolista hace unos años. Arrinconado por su talento en los esquemas del italiano, a Juninho aún le dio para ser el segundo máximo realizador con ocho tantos aquella temporada, a uno de José Mari. El Atlético comenzó a despeñarse. Sacchi no acabó la temporada y, tras el relevo momentáneo de Aguiar, Antic volvió para cerrar un año nefasto. Premonición de lo que habría de suceder más tarde. En el verano del 99 Ranieri aterrizó en el banquillo colchonero y para el club su alta ficha era un obstáculo. Juninho decidió entonces reencontrarse en su país y volvió a Brasil para jugar en el Vasco de Gama. Tras el descenso colchonero, Juninho incluso manifestó su interés en volver, aunque fuera en Segunda, pero aliviar la caja con su venta o como mínimo ahorrar su sueldo era una opción más racional.
Campeón del Mundo con Brasil
Volvió a la Premier para jugar una segunda etapa en el Boro, después de, esta vez sí, conseguir una plaza con la canarinha para el Mundial de Japón y Corea. Rivaldo y Ronaldo le cerraban el paso, pero consiguió su sueño y formó parte del once del campeón del mundo. Ya devuelta al Middlesbrough, volvió a sufrir una grave lesión de ligamentos. De la Premier, marchó a Escocia para jugar en el Celtic, pero el ritmo europeo ya se le hacía cuesta arriba. Decidió en 2005 volver a Brasil para pasar por Palmeiras y, de nuevo, por Flamengo, antes de empezar a apurar los últimos tragos de su carrera en Sydney.
Presidente del Ituano
Pero en el último momento, recibió una llamada que estaba obligado a escuchar. Fernando Vieira, presidente del Ituano, club donde empezó Juninho le llamó a la desesperada. Había que salvar al equipo. Juninho aceptó, Vieira le había ayudado ya siendo niño y, en un primer aunó las tareas de futbolista y gestor. Con la Premier como modelo, fascinado por lo que vivió y aprendió en la isla en su etapa como jugador, fue saneando a un modesto equipo que, con él como presidente, acaba de proclamarse campeón del Campeonato Paulista de Interior tras confiarle el banquillo a su amigo Roque Junior. Es el segundo título de Juninho, en 2014 ya ganó el Campeonato Paulista. Ahora toca seguir escalando en la liga, desde la Serie D, la cuarta división.