La fórmula de los Warriors para mantener su plantel de estrellas
En la Bahía hacen cuentas para mantener al big four a largo plazo. Y dentro de las opciones del actual convenio, las hay teóricamente imposibles… pero probables.
Durante toda la temporada NBA se ha dado vueltas a la conjunción cósmica que ha permitido el actual equipo de Golden State Warriors. Las lesiones en el tobillo de Stephen Curry justo antes de firmar un contrato que ha acabado siendo uno de los mayores chollos de la historia (12,1 millones este año, el último de un acuerdo cerrado en 44x4), el despegue del salary cap justo a tiempo por los nuevos contratos televisivos… y desde el acierto de un equipo que, no lo olvidemos, drafteó a Curry, Klay Thompson, Draymond Green y Harrison Barnes entre 2009 y 2012.
Pero esta temporada acaban contrato Curry, Kevin Durant (firmó 1+1 pero se saltará su player option) Iguodala, Livingston, Pachulia, McGee, Clark, West… Terreno para el general manager Bob Myers, que seguramente será elegido Ejecutivo del Año 2016-17 y que está haciendo un trabajo simplemente asombroso en el equipo de la Bahía, donde los pesos pesados han asegurado que harán todo lo posible (y hablo de concesiones económicas) para seguir mantener el núcleo duro de una de las mejores plantillas de la historia. ¿Es posible? Sí ¿Podría acabar en números sencillamente de ciencia ficción? Difícilmente sucederá pero sí, desde luego. Así que aquí planteo un escenario real para el futuro inmediato y un juego casi distópico para un futuro que, como mínimo, no es imposible. Y eso ya es increíble por sí mismo.
La generosidad de Kevin Durant, definitiva
Los Warriors mantendrán a un big four en el que Draymond Green está atado hasta 2020 (16,4, 17,5 y 18,5 millones) y Klay Thompson hasta 2019 (17,8 y 18,9). Stephen Curry pasará de ganga histórica a mejor pagado de siempre: califica para firmar un contrato ‘super máximo’ que acapare el 35% del salary cap y arranque en 35 millones la próxima temporada para un total de unos 205 por cinco años.
Conviene recordar, en este punto, que los contratos máximos se escalan entre cero y seis años de experiencia (25% del cap), siete y nueve (30%) y más de 10 (35%). Pero que el nuevo convenio configuró la figura del Designated Veteran Player, que opta al súper máximo (35%) si entra en octava o noventa temporada (para extensiones) o si ya las ha concluido (para firmar como agente libre). El jugador no puede haber cambiado antes de equipo en la agencia libre y tiene que estar en el que lo drafteó o haber sido traspasado todavía en su contrato rookie (Kevin Durant queda fuera… pero concluye ahora su décima temporada) y tiene que cumplir alguno de estos requisitos: haber sido estado en los Mejores Quintetos (All-NBA Teams) la temporada anterior o en dos de las tres anteriores; Haber sido MVP la temporada anterior o en una de las tres anteriores (Curry fue dos veces seguidas, 2015 y 2016) o haber sido Defensor del Año la temporada anterior o en dos de las tres anteriores.
Klay Thompson y Draymond Green no han calificado todavía esta temporada pero pueden hacerlo para cuando puedan firmar nuevas extensiones, un problema de futuro a medio plazo porque el corto lo ocupa el nuevo contrato de Kevin Durant de cara a una temporada 2017-18 en la que el cap rondará los 101 millones y la línea del impuesto de lujo, los 121. Como los Warriors solo tienen sus non bird rights y al contrario del caso de Curry, es él el que tiene que hacer un esfuerzo este verano porque es su contrato el que liquidaría las opciones de continuidad de Iguodala y Livingston si fuera a por el máximo posible, que arrancaría en 35,4 millones. Sin embargo, si espera al verano de 2018 para ese súper máximo y firmar otra vez en formato 1+1 (lo más probable) con un aumento del 20% permitido en esos non bird rights, pasaría de 26,5 millones a 31,8 (no esos 35,3 máximos) y dejaría la puerta abierta al uso por parte de la franquicia de los full bird rights que posee con respecto a Iguodala y Livingston para sellar la continuidad de ambos dentro de los márgenes salariales. KD ya ha dejado claro que es su intención operar así para no desmantelar el actual proyecto deportivo. E Iguodala (33 años) también lleva tiempo diciendo que no dejará los Warriors para firmar un último contrato más generoso en otra parte. Así que la continuidad del núcleo duro tiene buena pinta, al menos para una temporada más (Livingston va vamino de los 32 años), Myers sabe que mientras sea así, habrá veteranos de garantías que acepten contratos mínimos a la caza de un anillo de campeones. Y en el equipo miman a sus rookies: Pat McCaw ya ha tenido muchos minutos esta temporada y el pívot Damian Jones, muy verde, puede ser parte de la rotación ya a partir de la próxima, en la que entre los dos apenas superarán los dos millones de dólares.
En todo caso, los Warriors superarán seguramente a los Cavs en algún punto del futuro como plantilla más cara de la historia, y se verán casi con certeza a bocado a un infierno con el impuesto de lujo en condición de reincidentes, algo que penaliza enormemente y a lo que pueden verse abocado en todo el tramo 2015-20 (cuatro temporadas).
¿El equipo de los 500 millones de dólares?
Y ahora, el juego. Con datos de un gurú en la materia como Albert Nahmad: ¿hasta dónde podría llegar de una forma realista el payroll de los Warriors para mantener el big four en marcha? Un asunto que es necesidad con el traspaso a San Francisco a poco más de dos años vista (2019) y que podría llevar a cifras superiores a los 500 millones de dólares. Evidentemente, no sucederá. Pero la opción es real. Así:
Curry está asegurado ya, aunque se vaya a firmar cuando se abra el mercado, en ese contrato de más de 205 millones por cinco temporadas. En el verano de 2018 Kevin Durant podría firmar, después de dos años en 1+1, un contrato largo para hacer caja con (si este verano cobra los citados 31,8 millones, lo más probable) 160 millones por cuatro años. En la temporada 2020-21, el contrato de Curry iría por unos 44 millones y el Durant, por 41. Ambos entrarían en una categoría de ‘súper máximos’ a la que aspiran también Green y Thompson. Los dos pueden calificar en próximas temporadas para la condición de Designated Veteran Player, pero solo uno podrá firmar así: cada equipo solo puede tener dos al mismo tiempo en plantilla, y uno será para Curry. Así que uno de los dos se quedar en todo caso en un máximo por el 30% del cap. Serían en esa temporada 2020-21, 75 millones entre los dos. Si es Klay el que firma el súper máximo, lo podría hacer como extensión que contara a partir de la 2019-20 y por 5 años y 217 millones (37,5 el primero). Si es Green, sería a partir de la 2020-21 y por cinco años y 225 millones (39 el primero).
Así que unas cuentas factibles ponen al big four en unos 160 millones en salarios en esa 2020-21 en la que el equipo tendría que invertir unos 40 millones más para los otros once jugadores del roster (desde luego rookies, contratos mínimos, mid level exceptions…). Así se alcanzaría la barrera de los 200 millones de dólares, que recibiría una multa histórica: 64 millones por encima de la línea del impuesto de lujo (estimada para entonces en unos 136 con el cap en unos 112) para un total, como reincidentes, de 375 millones de penalización.
Eso son 575 millones de dólares.
Y eso no va a suceder en principio pero podría suceder en un marco legal, ajustado a norma y perfectamente desarrollado, insisto, por Albert Nahmad. Los Warriors de Joe Lacob y Peter Guber seguirán gastando mucho para mantenerse en la cabeza de la NBA y desembarcar con todo el esplendor en el Chase Center de San Francisco. Pero seguramente no tanto, claro. No parece ni siquiera imaginable. Así que Bob Myers tendrá mucho trabajo por delante…