Car'e pato te banco a muerte
En la retina de millones de chilenos quedará el error de Marcelo Díaz que terminó con el gol de Stindl que le dio a Alemania el título de la Copa Confederaciones. Fue determinante, clave en un momento en que la Roja era superior. Y duele, cómo no, en el alma de quienes nos ilusionamos con una nueva hazaña de la Roja. Estuvo cerca, supeditada a una mayor inspiración de quienes patearon al arco de Ter Stegen.
No se dio y ya está. No hay que echarse a morir. Lo que corresponde es que Pizzi saque sus conclusiones y aplique los ajustes adecuados. Chile perdió luchando ante el campeón del mundo en un partido que estuvo para cualquiera. El equipo germano volvió a aguantar el chaparrón inicial, tuvo capacidad para nivelar las acciones y, a ratos, inclinar el trámite a su favor. En los descuentos aguantó una nueva avalancha roja, sin pudor, sin miramientos, con el pragmatismo que ameritaba la situación.
Car’e Pato se equivocó como pocas veces. Dejó la pelota servida para el gol alemán. Bravo dos contra uno no pudo hacer nada por evitarlo. Y el volante del Celta lo pagó caro, no logró reponerse en lo emocional. Pizzi al verlo tocado optó por reemplazarlo. Su tristeza posterior, su llanto camino a los camarines, ahorra mayores comentarios. Solo cabe decirle, al menos desde este lado, tranquilo Ca’re Pato, te banco a muerte. Habría que ser muy malagradecido para sindicar a Díaz como el responsable de la derrota. Un jugador que le dio tanto a la Roja tiene crédito y merece reconocimiento y respeto.
Díaz sabe mejor que nadie cuánto gravitó su yerro, pero en el análisis fino hubo también otros factores que explicaron el desenlace. Si Alexis embocaba la jugada previa al gol alemán o Sagal acertaba ese zurdazo en los descuentos otro gallo habría cantado. Chile disparó más de 20 veces al arco y 8 de esos remates fueron contenidos por Ter Stegen. La Roja, más allá de sus falencias puntuales, fue un equipo competitivo, solidario, con mística que vendió cara su derrota.
Car’e Pato contamos contigo para llegar al mundial.
¿Por qué se equivocó Díaz? Porque en una fracción de segundo tomó una mala decisión y, de paso, la presión de Alemania indujo su error. También fallaron Alexis, Vidal, Aranguiz y Sagal. Ocurre. Los partidos tienen momentos y esta vez no los capitalizamos. A quienes más les duele la derrota es a los jugadores. Lo dijo Pizzi en la conferencia de prensa. La imagen de un duro, de un gladiador, como Medel caminando con la vista perdida entre sollozos demuestra el espíritu ganador de este equipo. Caló hondo colgarse la medalla de plata.
Además de agradecerle al equipo y celebrar las postales que dejó el paso de Chile por Rusia, con especial énfasis en la conferencia de prensa de Alexis, cuya espontaneidad, ánimo conciliador y carácter genuino lo hacen más ídolo que nunca, la tarea de Pizzi seguirá siendo materia conocida: contar con dos jugadores por puesto del nivel más cercano posible y hallar el nueve, el referente de área, que ofrezca una variante concreta en determinadas coyunturas. A la copa intentó llevar a Nicolás Castillo y no llegó, también a Felipe Mora y tampoco logró recuperarse de la lesión a su rodilla derecha. ¿Pudo nominar a alguien más? Tal vez, pero optó por darle un espaldarazo a los jugadores de la lista original.
Después de este satisfactorio paso por Rusia esperemos que los jugadores tomen las mejores vacaciones posibles, sus clubes sean conscientes respecto de sus fechas de incorporación y lleguen frescos a la doble fecha clasificatoria ante Paraguay y Bolivia. La Roja necesita entre 7 y 8 puntos para asegurar el repechaje y no puede ni merece flaquear después de todo lo que ha remado por entrar a un tercer mundial consecutivo. Recojo las palabras de Alexis. Cabros, los necesitamos a todos. Y Marcelo Díaz sigue siendo uno de los más importantes. ¡Aguante Car’e Pato!