Cambios en la Roja
Juan Antonio Pizzi estuvo a un tris de hacer historia nuevamente en la dirección técnica de la Roja. De haber obtenido la Copa Confederaciones en Rusia, el DT hubiese sumado su segundo título con Chile. Habría registrado su nombre con más honores en el fútbol nacional.
Más aplomado en el cargo en relación a su labor durante el logro de la Copa América Centenario en Estados Unidos, Pizzi mostró en esta oportunidad en Rusia mayor gestión táctica en su conducción. Metió más mano en el equipo.
Las innovaciones estuvieron focalizadas en las maneras de atacar y defender. En lo que en teoría táctica se conoce como Concepciones de Juego. Sin embargo, no fue lo único.
También el DT movió la pizarra en lo concerniente a la ubicación posicional de los jugadores en la cancha. El sistema de juego cambió en Rusia, cosa que antes solo ocurrió una vez en las Eliminatorias. Esa experiencia resultó negativa y duró solo 45 minutos.
Ataque y defensa
Había sido un sello distintivo de la Roja antes de la final en San Petersburgo. Esencialmente, Chile atacaba mediante la posesión del balón. Nada de pelotazos diagonales ni menos frontales (Ataque Directo). Solo contraataques cuando la ocasión era propicia.
En Rusia, el asunto fue distinto. Por ejemplo, contra Australia, cayendo por 1-0 en el marcador y bajo riesgo de ser eliminados de la Copa Confederaciones, el entrenador de la escuadra nacional se olvidó de la circulación. Buscó el empate a pelotazo limpio, con Arturo Vidal como destinatario principal. Gran novedad en vista de lo hecho con anterioridad.
En el primer partido ante Alemania (1-1), el DT se olvidó del retroceso de las líneas hasta propio campo y allí intensificar la presión (Reagrupamiento Defensivo). Los germanos fueron sorprendidos con una presión avanzada en el inicio de su gestación del juego (Pressing). Así, Chile anotó e incidió en el trámite del encuentro. Otro cambio relevante.
Durante el duelo por el título pasó exactamente lo mismo. La Roja repitió la presión en campo rival. No dejó respirar a los teutones, quienes sí tuvieron el valor de insistir en salir jugando desde atrás, lo que resultó funcional al actuar de Chile. De ahí tanto avasallamiento nacional en el primer tiempo.
En Rusia, el agobio sobre el inicio del juego del rival (Pressing) conquistó amplio espacio ante el retroceso paulatino de las tres líneas y la presión en propio campo (Reagrupamiento Defensivo). Una postura táctica más en consonancia con el fútbol desarrollado por Jorge Sampaoli y Marcelo Bielsa en la Selección.
Cuarto mediocampista
Solo una vez, antes del título en Rusia, Pizzi había modificado el esquema táctico. Fue contra Ecuador en las Eliminatorias (derrota por 3-0). La idea de Pedro Pablo Hernández como cuarto volante, en la posición de mediocampista ofensivo , solo duró 45 minutos. En Quito, en el entretiempo ingresó Nicolás Castillo, de ‘9’, por el argentino-chileno. Todo volvió a ser lo mismo, con tres atacantes e igual número de volantes.
El 4-1-2-3 se mantuvo inalterable hasta el primer partido contra Alemania en la Copa Confederaciones. Entonces, el DT sacó a José Pedro Fuenzalida e incluyó a Hernández como nuevo mediocampista. La diferencia esa vez radicó en que el hombre del Celta de Vigo actuó como mediocampista interior y no en el puesto de enlace. La posición de ‘10’ fue para Arturo Vidal, quien pudo dar rienda suelta a la hiperactividad que lo distingue.
El equipo funcionó correctamente con el 4-3-1-2. Con más gente en la mitad de la cancha, el tránsito se les hizo más dificultoso a los germanos. Hubo mayor posesión y la presión fue más eficaz en la zona asignada para tal efecto, el primer tercio del campo germano. Así, el partido concluyó 1-1.
Contra Portugal pasó lo mismo. El nuevo sistema de juego se repitió. Con un hombre más en la mitad de la cancha, Chile frenó en su génesis los contraataques de los lusos, cortando el circuito de alimentación hacia Cristiano Ronaldo. Luego, reagrupado en su campo, el achique de espacios tuvo mayor éxito y los campeones de Europa pudieron generar escaso fútbol.
En el partido por el título ante Alemania, Pizzi ratificó se predilección por el sistema 4-3-1-2. Durante el primer tiempo, y con el equipo parado bien adelante en la cancha, la mayor cantidad de mediocampistas tornó más eficaz la presión en campo rival. Otra vez el equipo asfixió a los germanos, pero hubo fallas en el finiquito. Al final, la Roja lo terminó pagando muy caro.