¿Quién fue Rattín, el 'culpable' de las tarjetas en el fútbol?
Un retroceso hasta el Mundial de 1966, celebrado en Inglaterra, con el capitán de Argentina y el árbitro alemán Rudolf Kreitlein como protagonistas.
Hoy en día parece difícil concebir el fútbol sin tarjetas amarillas pero todo en la vida tiene un origen y un porqué. El germen de que haya amonestaciones tiene su origen en el Mundial de 1966 que se celebró en Inglaterra y acabaron ganando los anfitriones, concretamente en los cuartos de final que enfrentó a la propia selección inglesa con Argentina un 23 de julio.
Corría el minuto 33 cuando se produjo un hecho que cambió el fútbol para siempre. El árbitro del partido, el alemán Rudolf Kreitlein, pitó una dudosa falta de Roberto Perfumo que provocó que el capitán albiceleste, Antonio Rattín, fuera a protestarle como capitán del equipo. Ante la imposibilidad de entenderse por el idioma, el jugador de Boca Juniors pidió a un intérprete para poder comunicarse con el árbitro señalándose la cinta de capitán... y acabó expulsado. Fue el propio colegiado alemán el que lo justificó afirmando que Rattín le había mirado "de forma malintencionada", y fue expulsado por "violencia verbal" pese a no entender el idioma.
Rattín no se creía lo que estaba sucediendo y se negó a abandonar el campo mientras varios jugadores argentinos amenazaban con marcharse ante un público que no sabía lo que estaba pasando. Tras diez minutos, el capitán argentino abandonó el terreno de juego, no sin antes golpear un banderín con los colores de la bandera británica, para acabar sentándose en la alfombra roja que iba del césped al palco preparada para la Reina de Inglaterra, lo que acabó de encender los ánimos de la gente que acudió a un Wembley abarrotado, que empezó a tirarle diversos objetos.
Un gol de Geoff Hurst en el minuto 78 dio el triunfo a Inglaterra y el pase a las semifinales, mientras que el inglés Stanley Rous, por entonces presidente de la FIFA, multó a la Albiceleste con una fuerte sanción económica, lo que provocó la amenaza de Argentina de no acudir a más mundiales -se quedó fuera del Mundial del 70 al caer en Bolivia en la fase de clasificación-.
La confusión en torno a si había sido expulsado -hasta entonces se producía de forma verbal- creó la necesidad de instalar un método que evitara dudas: las tarjetas. El gran propulsor fue el que fuera árbitro inglés hasta pocos años antes, Ken Aston, tras surgirle la idea en un semáforo de tal forma que todos, tanto jugadores como espectadores, pudieran identificar si era una advertencia –amarilla- o directamente una expulsión –roja-.
El primer certamen con tarjetas sería justo cuatro años después, en el Mundial de México 70 que coronó a la Brasil de Pelé, y el primer amonestado fue el jugador de la extinta Unión Soviética Evgeny Lovchev, por una dura entrada por detrás sobre Javier Valdivia a la media hora de dar comienzo el partido inaugural. Para ver la primera tarjeta roja de la historia de los mundiales, eso sí, hubo que esperar hasta el Mundial del 74 que organizó Alemania.