Muguruza arrasa a Cirstea y espera a Kerber o Rogers

Garbiñe Muguruza sonríe en Wimbledon. Aunque en la pista se la vea seria y concentrada, por dentro está disfrutando. Celebra los puntos y su equipo, con la confianza que aporta Conchita Martínez, está encantado con su juego. Un juego de alto nivel que la ha permitido alcanzar los octavos sin perder ni un set, algo que no había logrado aún en el Grand Slam de hierba, ni siquiera cuando llegó a la final en 2015.

Este sábado ha barrido completamente a Sorana Cirstea: 6-2 y 6-2 en una hora y diez minutos. Y lo ha hecho con unas sensaciones buenísimas que permiten pensar que puede hacer algo grande en el torneo. Ahora llega lo más díficil. De entrada podría enfrentarse el lunes a la número uno del mundo, Angelique Kerber, si es que la alemana vence a la estadounidense Shelby Rogers.

Garbiñe repitió guión en los dos sets: breaks en el tercer y quinto juegos y una presión constante que terminó por derribar a Cirstea. La rumana ya había perdido contra  Muguruza en Australia y esta vez trampoco supo encontrar soluciones con su intermitente potencia tanto con la derecha como con el revés a dos manos. No lo logró porque la hispano-venezolana mantiene una posición impecable en la pista, algo que en hierba es fundamental para el equilibrio. Pese a sus 1,83 metros de estatura se desplaza bien y se agacha sin problemas para llegar a golpes duros y colocados. Y cuando tiene la postura para atacar es letal. Por eso varias veces desbarató las subidas de la rumana, con reveses a los pies o passings que la destrozaron.

Un dato curioso y importante es el de los errores no forzados. Ante Cirstea, Muguruza solo cometió 10, exactamente los mismos que contra Alexandrova en primera ronda y frente a Wickmayer en segunda. Esa precisión da idea de su dominió y le puede llevar muy lejos.