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COPA CHILE

Los cambios que le costaron muy caro a Colo Colo y Guede

En la goleada sufrida en La Serena, el cuadro albo intentó el desarrollo de algunas variantes que se tornaron ineficientes y facilitaron la tarea del rival.

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Los cambios que le costaron muy caro a Colo Colo y Guede

Tienen razón en Colo Colo al protestar por la goleada (4-1) sufrida ante La Serena, en el duelo de ida por la Copa Chile. Los albos recibieron dos goles de yapa: el primero a través de un penal inexistente y el segundo en posición fuera de juego. En circunstancias normales, el partido pudo terminar en favor de local por una diferencia de un solo tanto.

Como sea, había expectativas en La Portada por observar la puesta en escena del Cacique, en sus estreno en un duelo por los puntos. Durante la antesala del partido, se decía que Colo Colo innovaría con un esquema posicional 3-2-4-1.

También que el DT Pablo Guede analiza la idea de modificar el panorama táctico próximamente: intentaría con un sistema de juego que contemple una línea de cuatro defensas atrás. Esto último no se ve tan probable, considerando las dificultades que tuvo el entrenador para dar con la fórmula adecuada, tras su llegada al Monumental.    

Más allá de todo, lo cierto es que el cuadro popular mostró algunas novedades futbolísticas, respecto de su acontecer en la temporada pasada. Sin embargo, en vista del funcionamiento del equipo, las innovaciones no cuajaron en la cancha y debilitaron la operatividad del Cacique.

¿Carrileros o punteros?

Guede comenzó el encuentro  con los carrileros Marcos Bolados y Nicolás Maturana situados muy adelante en el campo de juego. Cada recepción de ambos fue del espalda al arco rival, con una marca sobre sí y la llegada de un segundo rival para impedir su accionar. No contaron con espacios para sus maniobras, ante un adversario que se replegó en su sector y presionó cerca de su área.

Un posicionamiento de unos 15 ó 20 metros más atrás pudo haber tornado más funcional la labor de Bolados y Maturana en la mitad de la cancha. Esto habría facilitado la recepción del balón de frente al arco rival, lo que modifica completamente el panorama. Además, su ubicación tan elevada hizo menos frecuentes cada uno de los retrocesos. La línea de tres zagueros quedó expuesta y La Serena desarrolló contraataques a fondo que pusieron en grave peligro a Agustín Orión. 

Doble '10'

El primer tiempo, Colo Colo intentó funcionar en la mitad de la cancha con dos volantes centrales (Esteban Pavez y Gabriel Suazo). También con un tándem de mediocampistas ofensivos (Ramón Fernández y Christofer González). La propuesta no tuvo eficacia. 

Faltó generación de juego, a pesar de la presencia masiva de volantes. Más bien se trató de un exceso de concentración de gente en la búsqueda de situaciones de gol (los dos carrileros, el '9' Esteban Paredes, el doble '10' y el apoyo de uno de los '6'). Tampoco hubo un impacto defensivo: el equipo no aumentó su tasa de presión en el tercio central de la cancha y los regresos para respaldar a los zagueros solo fueron desarrollados por los dos mediocampistas de contención en el eje de la cancha.

Defensa de 3 (no de 5)  

Una vez que Guede se decidió por el sistema 3-4-1-2, Colo Colo enderezó su funcionamiento y logró el protagonismo futbolístico anhelado por sus hinchas, en la temporada anterior. Este esquema posicional otorga la posibilidad de defender con una línea de cinco atrás (por el repliegue de los carrileros), más el respaldo de dos volantes de contención. Cuando los albos fueron exigidos en la temporada anterior, así siempre ocurrió, mostrando plena seguridad en la zaga.

En la caída ante La Serena, nada de esto sucedió, a pesar de que en la apertura de la cuenta de los locales, el Cacique se encontraba plenamente reagrupado en el primer tercio de la cancha. Sin embargo, la tónica fue con Fernando Meza, Julio Barroso y Claudio Baeza (Gabriel Suazo) absolutamente expuestos, con 50 metros a sus espaldas por cubrir.