La renuncia futbolística de Guede en su ciclo en Colo Colo
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Los primeros días de Pablo Guede en la conducción de Colo Colo fueron en completa armonía con el entorno albo. De par en par, el DT abrió las puertas de sus entrenamientos en el Monumental. En lo que se pudo ver, quedó en claro que el argentino, en julio del año pasado, continuaba inalterable en sus principales conceptos futbolísticos.
Al mando de Palestino, Guede se mostró como un practicante regular del Ataque Construido en la fase ofensiva y de la Presión en campo rival para recuperar el balón. También como un usuario impenitente del sistema 4-2-3-1. Eso en lo grueso de su perfil futbolístico.
En lo singular destacaban, asimismo, algunas conductas de juego puntuales que retrataban también la identidad de su equipo. Salir jugando siempre desde atrás (incluyendo en esto hasta el arquero, como se apreció en sus instrucciones a Paulo Garcés en las primeras prácticas). Presencia inalterable de duplas en ambos flancos. Variedad y extravagancia en acciones de táctica fija (ejecución de pelotas detenidas). Finalmente, intentos constantes por recuperar el balón inmediatamente tras su pérdida.
Todo cambió
El inicio de la gestión fútbolística de Guede en el Monumental fue traumático. Tres derrotas de local y un empate y una victoria fuera de casa generaron dudas en torno a su propuesta futbolística. La idea en la cancha seguía tal cual respecto de lo realizado en la banca de Palestino, aunque solo con una variante en el esquema posicional: el 4-2-3-1 dio paso a un sistema 4-3-1-2 en Colo Colo.
Bajo fuerte presión, los albos enfrentaron a Universidad de Chile a comienzos de octubre del año pasado. Sacaron adelante la tarea con jerarquía: vencieron por 2-0 en el Monumental. Sin embargo, el perfil futbolístico del equipo ya era otro.
Partiendo por el sistema de juego. La fórmula anterior quedó en el pasado y el Cacique actuó con un 5-2-1-2 (tres zagueros en el eje de la defensa que contaban con el respaldo de dos carrileros; un par de mediocampistas de contención; un enlace y arriba dos centrodelanteros).
La presión en campo contrario se desvaneció. En su lugar se impuso la concepción de juego Reagrupamientos Defensivo. Una vez perdida la pelota, el equipo retrocedía, juntaba las líneas en su sector y, cerca de su área, encimaba para volver a hacerse del balón. Un mecanismo táctico de Repliegue y Presión.
El 'Salir jugando siempre desde atrás' quedó solo para las ocasiones en que la seguridad defensiva no estuviese comprometida. En los saques de meta, los 10 jugadores de campo se agruparon bien adelante, orientados todos hacia un sector para disputar el envío largo. Si no, intentar ganar el segundo balón. El Ataque Construido trasladó su inicio varios metros más adelante en el terreno.
Las bandas solo quedaron a disposición de los respectivos carrileros. Desapareció el partner (mediocampista extremo) con quien interactuar y generar asociaciones en busca de la penetración y avance por cada uno de los flancos.
Finalmente, las acciones de táctica fija perdieron toda hegemonía a como aconteció con Guede en la conducción de Palestino. En La Cisterna, en algún momento aglutinó a media docena de jugadores en el primer palo o, en otra, ordenó realizar una ronda en el punto penal. Todo para generar desconcierto en la ejecución de un córner o un tiro libre. Sin embargo, aquello aún no se observa por el Monumental.