Pifias y algún aplauso a Gatlin en el podio junto a Bolt

Tras la bronca de Gatlin con el público de Londres al ganar los 100 metros. Quedaba ver cómo sería recibido el estadounidense en el podio. De Usain Bolt no había dudas, como un héroe. Por temor a un espectáculo de abucheos y “¡buuus!” la organización cambió el horario de la ceremonia de entrega. De las 20:00 que se preveían para la gran fiesta Bolt, en prime time, se cambió a las 18:50, antes de que arrancase la jornada vespertina. “El cambio no tiene nada que ver con el resultado”, decía la IAAF. La realidad parecía otra.

Cuando llegó la hora, los tres velocistas salieron a escena y El Relámpago fue aclamado con fervor con su ya famoso: “¡Usain Bolt, Usain Bolt, Usain Bolt!”. Recogió su medalla de bronce manos de Sebastian Coe, presidente de la IAAF. Coleman recibió su plata, más aplausos y, contra los pronósticos, Gatlin tuvo división de opiniones: abucheos, pero menos que durante la final del sábado, y también bastantes aplausos. Sonó el himno de Estados Unidos y respeto total. Bolt abrazó a Gatlin y después montó su show particular. Eso sí, pese a ser bronce, era el protagonista total de la ceremonia de entrega.

Coe aguantó el tipo, como cargo político que es, pese a que ya había mostrado su insatisfacción por el desarrollo de la final de 100 metros: “No fue el guión perfecto, Usain fue excesivamente generoso con su comportamiento con Gatlin. No puedo elogiar que alguien que ha cumplido dos sanciones haya conseguido uno de nuestros títulos, pero él es elegible y, por tanto, puede estar aquí”. Y así, en Stratford se selló una paz caliente, con todavía frentes combativos, entre el público y Justin Gatlin.