NARCO-DRON
Drones gigantes, el truco de los narcos para pasar droga por la frontera
Los nuevos drones de gran tamaño son ideales para el contrabando entre Mexico y Estados Unidos.
Le llaman ‘el Muro’, y su construcción data de 1994, cuando bajo el mandato de Bill Clinton se empezó a construir una gigantesca valla de seguridad que pasa por encima de la frontera político-geográfica que delimita Estados Unidos y México entre Tijuana y San Diego. Para algunos es señal de racismo y división; para otros como Donald Trump es un símbolo que deja claras las cosas y que está en proceso de ser más grande, extenso y robusto; para miles de personas sin empleo es una puerta a una vida mejor que la que tienen. ¿Y para los narcotraficantes de drogas? Un desafío que cruzar a diario.
Pasar la frontera
Desde que en los años 80 el consumo de narcóticos en Estados Unidos se disparó, los distintos cárteles de la droga en México y Sudamérica han amasado fortunas impensables, pero siempre con el desafío de cruzar la frontera sin que las autoridades USA los pillasen. Y no importa cómo: en avionetas, en cualquier rincón de cientos de vehículos que intenta pasarla a diario, incluso en ‘mulas’ (personas) a las que se les paga una miseria por jugarse el tipo y varios años en una prisión. Incluso en submarinos de madera y chapa que se hunden medio metro en el agua y hasta en túneles bajo tierra en sorprendentes obras de ingeniería, cortesía del conocidísimo narco ‘el chapo’ Guzman.
Pero una vez la Policía de la frontera ha reconocido un método, los cárteles deben ingeniar otro. Aquí es donde entra una tecnología antaño militar que en muy pocos años se ha introducido en muchos niveles de la sociedad: los drones. De ser el arma más Top Secret del ejército estadounidense a inspirar incluso los coches voladores autónomos que en un par de años estarán ya surcando las ciudades, los drones, como todo, pueden usarse para cosas malas. Por ejemplo para pasar kilos de droga a través del Muro y que el suministro no cese en toda Norteamérica, la principal consumidora de narcóticos del mundo por cierto.
Drones gigantes, el truco de los narcos
Jorge Edwin Rivera era el dueño de un DJI Matrice 600, un dron de enormes dimensiones y casi 10 kilos de peso capaz de cargar con 15 kilos extra, alcanzar una altitud máxima de 2500 metros y diseñado según su web “para la fotografía aérea y las aplicaciones industriales”, lo que viene a justificar su enorme precio de 5.000 dólares que vale. Y vaya si el señor Rivera lo usó para fines industriales, ya que la policía fronteriza le pilló a 1,83 kilómetros del Muro cuando pilotaba su dron, haciendo una captura de casi 6 kilos de Metanfetamina.
El ‘cristal’, que le habría reportado al acusado unos beneficios de 46.000 dólares en las calles de Estados Unidos, fue decomisado junto al dron. Y es que antes no era posible, pero con los nuevos drones y su mayor capacidad de maniobra que sitúa a sus pilotos “a kilómetros de distancia“, estos están siendo cada vez más usados para pasar narcóticos por la frontera, aunque también para otros menesteres: la semana pasada, un dron pequeñito fue usado en una cárcel de Michigan para pasarle a un convicto un paquete compuesto por Marihuana, un móvil y una navaja de afeitar