Rezo por vos
Esta Argentina, que es más gris que albiceleste y que parece más preocupada de la triquiñuela que del juego, se ve tan afuera como adentro de la Copa del Mundo. Basta con ver lo que han mostrado en la cancha. Y lo que han hecho fuera de ella, como la imprudente visita de Giani Infantino, el corte de pasto de La Bombonera o aplicar verde en el camarín visitante. Si tienes al mejor jugador del mundo, ¿por qué no preocuparse de potenciar esa tremenda ventaja?
Tal como dijo el presidente de la FIFA, no me imagino un Mundial sin Argentina. Pero, tal como están las cosas, no me imagino a Argentina en el Mundial.
La Bombonera estalló el jueves por la noche gracias al ecuatoriano Romario Ibarra y no por Messi y compañía. La alegría por el gol ajeno, anotado 1.500 kilómetros al oeste en Santiago, duró poco más de 60 segundos, lo que tardó Alexis Sánchez en marcar el gol del triunfo de Chile, aquel que dejaba nuevamente a la Roja tercera y a la albiceleste sexta, fuera de la clasificación directa y del repechaje al Mundial.
Las dos finales perdidas de la Copa América, aquellas que generan hilarantes spots televisivos autoflagelantes y las iras del viejo Pagani, parecen ser una bicoca al lado de lo que significaría quedar fuera de una Copa del Mundo. Para evitar el bochorno sublime, los de Sampaoli deben ganarle a Ecuador en Quito, a 2.850 metros de altitud, el escenario que menos les acomoda.
Argentina ha hecho todos los méritos humanamente posibles para quedar fuera de Rusia 2018. Algo que suena impropio e indigno de su historia, pero que es coherente con el nivel de los 11 tipos que llevan la misma camiseta, pero que no parecen ser un equipo.
Argentina cuelga de un hilo. Hace 30 años, Charly García cantaba algo que bien describe el momento actual: "Morí sin morir y me abracé al dolor. Mi cuerpo se cae y sólo veo la cruz al amanecer. ¿Y entonces? Rezo... Rezo por vos".