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Hernández

¿Se viene el albo campeón?

¿Se viene el albo campeón?
ANDRES PINA/PHOTOSPORT

Si algo marcó el desenlace del torneo pasado, más allá del notabilísimo remate que le permitió a Universidad de Chile dar la vuelta olímpica, fue la manera como Colo Colo perdió el campeonato. Dos realidades inversamente proporcionales en el último tramo del certamen conforme el Cacique perdió solidez tras la lesión de Justo Villar y las bajas actuaciones de Paulo Garcés y la U encadenó una arrolladora secuencia de triunfos con Felipe Mora como estandarte.

Cumplidos dos tercios del Torneo de Transición albos y azules vuelven a estar prendidos en la lucha por el título y aunque, esta vez, tanto Unión Española como Antofagasta lucen méritos evidentes para entrar en la discusión no debiera sorprender que la carrera por el título, en tierra derecha, se decante por los dos equipos más importantes del país. El fútbol no es matemático, pero responde a ciertas lógicas básicas y Colo Colo y Universidad de Chile tienen planteles con mayor experiencia y jerarquía que sus principales contendores. Las variantes de calidad son determinantes. Este fin de semana lo demostraron Iván Morales en el Cacique y Gustavo Canales en Unión.

Nadie tiene la bola de cristal para asegurar que el equipo de Guede bajará la estrella 32 pero la victoria en La Florida fue un paso significativo, pues venció con autoridad a un equipo que venía con confianza, en una cancha complicada y logró sustraerse a las bajas de Jorge Valdivia y Jaime Valdés, dos jugadores gravitantes en la campaña. Una postal de lo expresado anteriormente: un plantel generoso hace la diferencia.

Colo Colo halló un funcionamiento solvente y, al mismo tiempo, pragmático. Poco queda de aquel equipo que quemaba las naves por buscar el arco contrario y dejaba a sus zagueros mano a mano. El equipo popular comprendió que un partido dura 90 minutos y puede resolverlo en cualquier momento, más con la tranquilidad que brinda Orión y el entendimiento de la última línea. El ex arquero de Boca, en general, tiene poco trabajo pero cuando es requerido responde con categoría y transmite confianza. Un meta de equipo grande.

Del mismo modo que uno podría reparar en el estancamiento de Pablo Bolados, Brayan Véjar o la intermitencia, mediada por las lesiones de Andrés Vilches, cabe reconocerle a varios aciertos a Guede: el regreso de Claudio Baeza como volante central, la consolidación de Gabriel Suazo y titularidad de Oscar Opazo tras una larga alternancia en el puesto. Hoy Colo Colo echa mano a la cantera con cargo a Carlos Villanueva, Benjamín Berríos e Iván Morales y el equipo no se resiente. Teniendo a Octavio Rivero en el plantel el técnico prefirió confirmar a un jugador de 18 años como Morales que gastar tiempo en convencer al uruguayo que volviera a motivarse. Sana señal. En Macul nadie está obligado y juega el que esté mejor y rinda. Rivero se demoró en entenderlo pero pidió un voto de confianza y volvió a ser citado. Con su nueva disposición, traducida además en un gol ante Audax, Rivero le ofrece una variante importante al Cacique de cara a la fase final del campeonato.

Colo Colo va por el título a su manera. Con solidez y eficiencia. Firme atrás y con jugadores desequilibrantes de la mitad hacia arriba. Como dijo su técnico, un equipo que hace tres goles de visita ante uno de sus escoltas y lleva 19 tantos en su campaña, teniendo por lejos la mejor diferencia de gol, no puede ser catalogado como contragolpeador. Sí es evidente que el planteamiento táctico no es el mismo con el que arrancó el torneo, bajó un cambio, se paró un poco más atrás, indujo a sus rivales a salir del fondo para disponer de mayores espacios. En ese sentido, luce notoriamente el trabajo de Baeza y, en los últimos partidos, de Suazo y Opazo que se desdoblan para cuidar su banda y llegar a posiciones ofensivas.

De visita en Santiago hace unas semanas, Gerardo Pelusso le comentó a un amigo que Colo Colo tiene un promedio de edad muy alto para competir internacionalmente con opciones reales. Claro, vio un partido con Valdés y Paredes y apuntó a una instancia donde el Cacique tiene una deuda con su gente e historia hace una década (superar la fase de grupos). Sin embargo, para volver a disputar la Copa Libertadores el equipo primero debe ser campeón y dejar atrás los fantasmas del torneo anterior. En esa pretensión el Pájaro y el Mago son piezas clave. Luego, con el botín en Macul, Blanco y Negro tendría que hacer el diagnóstico y reforzar el plantel con jugadores más jóvenes sin prescindir, por cierto, de dos cracks a los que les queda mucho por entregar.

Está sabroso el torneo. Colo Colo debe visitar Temuco, jugar con Unión, ir a Viña para medirse con Everton, recibir a Curicó y terminar yendo a Talcahuano donde Huchipato no se la hará fácil. El Cacique tiene a la U en el retrovisor y sabemos lo que sucede cuando los azules arremeten. Quedan cinco finales. Tome palco, póngale fichas a Unión o Antofagasta –que tiene el mejor fixture de los candidatos– o prepárese para sufrir. Hay alternativas para todos los gustos.