¿Adelgazar con una simple píldora? Puede estar en camino
La gran epidemia de obesidad que asola ya más de medio mundo asusta a científicos y médicos, que están buscando un medicamento que funcione para adelgazar.
El actual ritmo de vida urbano dominado por una dieta rica en calorías, en el que se han reducido drásticamente las horas de ejercicio físico y los espacios al aire libre para practicarlo, se encuentran entre las principales causas que están detrás del actual ambiente ‘obesogénico’. La epidemia de obesidad ya es una realidad en muchos países del mundo, incluido España, y por ello expertos y científicos buscan una manera de ponerle freno.
¿Y si fuera a través de una píldora o medicamento que nos permitiese adelgazar sin movernos? Uno de los últimos medicamentos que afirma ayudar a la pérdida de peso es un compuesto llamado semaglutida, un medicamento para el control del apetito actualmente en desarrollo por Novo Nordisk, una compañía farmacéutica danesa. El medicamento se está desarrollando para tratar la diabetes, pero también se ha descubierto que ayuda a las personas obesas a perder peso, según un estudio realizado por la Universidad de Leeds financiado por Novo Nordisk.
En una prueba de 12 semanas, las personas obesas que recibieron dosis semanales de semaglutida sintieron menos ansias de comer, tendieron a "preferir" alimentos saludables que a comida basura y optaron por ingerir cantidades más pequeñas. Esto es, todos los componentes adecuados que se deben dar para la pérdida de peso. De hecho, de media perdieron unos 5 kg. La mayor parte de ese peso era grasa corporal, y los científicos descubrieron que atacar partes específicas del cerebro puede afectar a la forma en la que controlamos nuestro apetito.
Un grupo de 28 personas con sobrepeso participó en el estudio. La mitad de ellos recibió un placebo, mientras que la otra mitad recibió semaglutida durante 12 semanas; después de esas 12 semanas, los investigadores repitieron el proceso, administrando semaglutida al grupo inicial con placebo, y viceversa. Después de 12 semanas, los invitaron al centro de pruebas y les dieron un almuerzo y una cena. Se les dijo que comieran todo lo que necesitaban para sentirse "agradablemente llenos", mientras los investigadores registraron sus preferencias alimenticias y su deseo de comer.
En promedio, las personas que tomaron semaglutida comieron un 24% menos. Dado que los metabolismos de los participantes no cambiaron, los hallazgos sugieren que el control del apetito es lo que llevó a la pérdida de grasa.
"La droga redujo el hambre, pero también los antojos de comida y la sensación de querer comer, y se pensaba que estos provenían de diferentes partes del cerebro", dijo el investigador principal John Blundell, según el comunicado de prensa de la universidad. La estructura química de la droga es similar a la de una hormona natural que se cree que reduce la sensación de hambre, por lo que el estudio analizó si podría ayudar a perder peso.