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WARRIORS 107 - PISTONS 115

La dura autocrítica de Kerr por el mal inicio de los Warriors

Segunda derrota en casa (y tercera de la temporada) para los campeones ante unos Pistons que remontaron 14 puntos en la segunda parte. GSW, 3ª peor defensa NBA.

Stephen Curry trata de anotar ante Avery Bradley y Tobias Harris.
Stephen Curry trata de anotar ante Avery Bradley y Tobias Harris.Kyle TeradaUSA TODAY Sports

En condiciones normales decir que entre Kevin Durant (28+6+4), Stephen Curry (27+6+8 tras una entrada apoteósica al Oracle con motivo del cercano Halloween, además de dejar en 52 su racha de tiros libres anotados de forma consecutiva) y Klay Thompson (29 tantos) se combinaron para firmar 84 puntos (con un 33/50 en tiros) bastaría para dar por sentada la victoria de los Warriors. Claro que en condiciones normales los Warriors no pierden 26 balones que acaban en 33 puntos del rival (por los 17, 16 menos, que ellos son capaces de aprovechar en las mismas circunstancias). Errores en la circulación que obedecen a una apatía que también se refleja en la defensa. Una de las señas de identidad de Golden State que se ha esfumado por completo en un inicio de curso en el que solo los Nets y los Suns encajan más que los 114,3 puntos que reciben de media. Los Pistons supieron pescar en aguas revueltas para remontar una desventaja de 14 puntos (68-54) al inicio del tercer cuarto para llevarse un triunfo (107-115), el tercero consecutivo, que certifica su gran momento. Los de Van Gundy lideran el Este en solitario con un 5-2. Un balance que mejora al de unos Warriors que no despegan (4-3 tras ceder ya dos partidos en casa) y que solo son sextos del Oeste a día de hoy. 

Decíamos que los campeones perdieron 26 balones, su peor dato desde noviembre de 2014. En lo que llevamos de curso promedian 18,4. Únicamente los Jazz y Lakers les superan. Es evidente que se encuentran en una fase próxima a la pretemporada o al inicio de ella. Por el momento, su gris arranque no representa un motivo claro para hacer saltar las alarmas como sí ocurre en Cleveland (3-4). A este equipo que ha destrozado récords históricos no se le ha olvidado jugar al baloncesto. Lo que tienen que hacer es recuperar el hambre. La sed de victoria.

"La pelota y el juego tienen que importarnos lo suficiente para ganar. A nuestros jugadores les está faltando energía, concentración y disciplina. Carencias que tienen que ver con el cuerpo técnico. Debo encontrar la mejor combinación posible de jugadores para hacer las cosas correctamente. Quizá estemos empleando demasiadas jugadas. Tengo que hacer un mejor trabajo", resumía Steve Kerr. Como los grandes entrenadores, entonando el mea culpa para quitar los focos de sus pupilos.  

Además de los errores de los locales y su exceso de relajación, hay que dar todo el mérito del mundo a los Pistons. Con un demoledor parcial de 20-47 se pusieron por delante (88-101) mediado el último cuarto. Avery Bradley (partidazo el suyo en ambos aros), Ish Smith (líder de un banquillo que revolucionó el encuentro) y Tobias Harris tomaban el testigo de un Reggie Jackson que firmó una gran primera parte. Mientras tanto, Drummond (8+18+5 y otros 5 robos) se encargaba de mantener equilibrada la lucha por el rebote. Como es natural, llegó la reacción de los Warriors. Se llegaron a poner a tres (105-108) a 132 segundos para el final. El guion, tantas veces visto, señalaba remontada. Pero Detroit se mantuvo firme con un triple de Harris y un robo y bandeja de Bradley para asegurar una victoria de prestigio y merecida. Es pronto para sacar conclusiones, pero ojo a estos Pistons. Un equipo cuajado y bien entrenado.