Porzingis se desata y los Knicks remontan 19 puntos
El Madison acabó rendido a su MVP, quien lleva 7 partidos (de 9 posibles) anotando al menos 30 puntos. Los Pacers claudicaron ante el letón.
Por si aún no lo sabían o dudaban se lo aclaramos, Nueva York tiene nuevo ídolo y se llama Kristaps Porzingis. Solo él es capaz de hacer interesante un Knicks-Pacers y de eclipsar horas después de celebrarse a la mismísima maratón de Nueva York. Sabíamos que esta temporada iba a hacer grandes cosas, pero costaba imaginar semejante inicio de curso. Boquiabiertos. Así nos dejó la nueva exhibición del Unicornio: 40 puntos, 8 rebotes y 6 tapones. Una actuación soberbia a ambos lados de la cancha para liderar la remontada de unos Knicks —Willy volvió a quedarse sin jugar— que a 13:43 del final perdían por 19 (65-84). Acabaron ganando (108-101), el Madison Square Garden rugiendo como en las grandes noches (la de hoy lo fue) y situándose con un balance por encima del 50% de victorias: 5-4. ¿Imaginaban algo así?
Porzingis ha levantado un equipo que arrancó el curso con un 0-3 y, más importante aún, está haciendo que toda una ciudad como Nueva York recobre la ilusión en su equipo. La era de Kristaps como verdadero y único centro de referencia de la franquicia tanto dentro como fuera de la cancha ha despegado de la mejor forma posible. 31, 33, 12, 30, 32, 38, 19, 37 y 40 son las anotaciones de los nueve primeros encuentros de esta 2017-18 para un total de 272 (récord histórico de la franquicia a estas alturas de campaña). Siete duelos en los que al menos ha llegado a la treintena, firmando en tres de ellos las mejores anotaciones de su carrera NBA. Una increíble racha coronada con una obra maestra, su primer partido de 40 puntos (con 15/24 en tiros de campo y 8/9 desde la línea de tiros libres). Las últimas 17 actuaciones de este tipo de los Knicks llevaban el sello de Carmelo Anthony. El alero no pudo conseguir el objetivo del anillo para el equipo de su ciudad. Un regreso a la élite que ahora le corresponde dirigir a un letón de 2,21 metros capaz de tirar como un alero, manejar el balón como un base y defender el aro como el pívot más dominante.
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Porque ante los Pacers no solo ofreció marcó la diferencia en ataque, también lo hizo en defensa. Sacó una importantísima falta en ataque a Sabonis en pleno éxtasis local y dejó una colección de tapones (vean el que le puso a Lance Stephenson) que minó la confianza de cualquier jugador rival que encarase el aro. En el segundo partido desde el regreso de Myles Turner (aún con restricción de minutos), Indiana se las prometía muy felices. Con una anotación muy repartida (hasta cinco de sus hombres alcanzaron la quincena) abrieron una brecha en los minutos finales del primer acto que fueron ampliando hasta el 65-84 que antes mencionamos. No es que después se desplomaran, sino que acabaron sucumbiendo ante el encanto de Porzingis. 15 tantos consecutivos del letón, en trance, hicieron creer a los Knicks (80-90). Con el Madison enfervorecido y enganchado a su ídolo, cuya atención que generaba por la defensa era aprovechada por sus compañeros, la remontada era cuestión de tiempo. Los Pacers se resistieron hasta el triple de Ntilikina (10 puntos, 7 asistencias, 3 robos y una gran defensa exterior en su mejor partido en la Liga) tras asistencia de Porzingis. Una jugada que simboliza el futuro del equipo de Manhattan. "Estamos determinación con el coraje y mentalidad de Nueva York", resumió el Unicornio. Ídolo.