La revancha de Rivero y Morales
Octavio Rivero estuvo en el centro de la polémica. Se enojó cuando no lo vendieron, se negó a jugar ante O'Higgins y se pensó que los referentes del equipo no le iban a perdonar ese berrinche. Su ánimo y rendimiento cayeron y Pablo Guede lo tuvo viendo los partidos desde la tribuna durante varias fechas.
Iván Morales irrumpió con fuerza y recibió muchos elogios. Estos se le fueron a la cabeza y terminó perjudicándolo. Subió de peso y el entrenador lo envió de vuelta a las divisiones inferiores. No importó que fuera la joya de la cantera ni menos que los delanteros escasearan en el primer equipo. Debía pagar por sus faltas.
Ambos empezaron a perder terreno, aunque queda claro que todo lo que vivieron les sirvió. Tuvieron la entereza de no bajar los brazos ni quedarse amurrados esperando una nueva oportunidad. Fueron por ella con un trabajo diario, que muchas veces fue en las sombras, y lejos de los triunfos del equipo.
El primero fue Morales, quien reapareció con un gol ante Wanderers y desde ahí se transformó en el compañero ideal de Esteban Paredes. Fue titular en las fechas siguientes y anotó en tres de los cuatro partidos que jugó desde el regreso.
"Si sigue trabajando así, tendrá su oportunidad", dijo Guede sobre Rivero hace tres semanas. Antes pasaron 42 días de ausencia. Ese sábado ante Audax Italiano, ingresó y anotó un gol.
El domingo, Rivero y Morales formaron la dupla de ataque. La suspensión de Paredes hizo que los "cortados" tuvieran un impensado protagonismo y, una vez más, respondieron dentro de la cancha. Nunca reclamaron ni tuvieron declaraciones incendiarias pese a su mal momento. Trabajaron en silencio, esperaron, y tuvieron su premio. Ante Unión conformaron una delantera letal. Ambos aportaron con un gol y una asistencia.
"No hay nada más lindo que responder en la cancha para que no duden de mi compromiso con Colo Colo", dijo Rivero tras el partido. Una frase perfecta que aclara todo lo que pasó en este tiempo y que enseña cómo se deben afrontar los conflictos. Trabajando en silencio se puede decir mucho más.