Hernández
¿Los últimos partidos de Guede?
A pocas semanas del cierre del Torneo de Transición el futuro de Pablo Guede estaría en Medio Oriente, México o España. Lejos de Macul donde tiene a Colo Colo prendido en la lucha por el título y convertido en el equipo con mejores números del campeonato. En los pasillos del Monumental se dice que el técnico argentino se quiere largar porque está hastiado de las críticas, falta de reconocimiento, múltiples errores arbitrales e incluso de los sapos que filtran información desde el interior del club. El último trascendido, de hecho, indica que su decisión está tomada y se la habría comunicado a cierta gente.
A Guede, sin embargo, cuesta un montón leerlo y, por lo tanto, cada uno de sus pasos o anuncios hay que tomarlos con pinzas. Uno, en verdad, se pregunta cuál es su verdadera cara. A ratos habla con franqueza, después con ironía, luego opta por no profundizar en nada porque, según él, lo que diga no tiene valor. La cronología discursiva del técnico bonaerense es desconcertante. Un botón de muestra, en menos de un mes pasó de decir que valoraba muchísimo estar en Colo Colo por todo lo que le había costado llegar al club a asegurar que le quedaban cuatro partidos en la institución ¿Pasó algo entremedio? ¿O dijo que se iba por la calentura de la derrota en Temuco y la controversia con Patricio Polic? ¿Está realmente fuera? ¿Cambiará de opinión si da la vuelta olímpica?
Con todo, las conferencias de Guede y su relación con los medios son lo menos relevante de esta historia. En el fútbol lo que prevalece son los resultados y si Colo Colo es campeón el escenario podría variar radicalmente, reencantar al DT, fortalecer su relación con Aníbal Mosa, dotarlo de mayor poder y legitimidad en la interna y atenuar los cuestionamientos de aquella porción de la hinchada que lo resiste el fin de semana. En síntesis, un título del Cacique podría resetear todo y generar condiciones ambientales favorables para encarar una nuevo período y, sobre todo, la participación en la Copa Libertadores 2018. Ahora, irse campeón, aun teniendo seis meses de contrato por delante tampoco es un despropósito y, en términos de imagen sería un plus para Guede.
A dos semanas del crucial partido ante Everton se ha puesto especial énfasis en el inadecuado comportamiento de Guede en Temuco y su posterior castigo de una fecha. Un panorama agravado por las suspensiones de Grondona y Manera, ayudante de campo y preparador físico, respectivamente. ¿Resultado? El staff técnico de primera línea no se sentará en el banco en Sausalito y el cuadro albo será dirigido por Agustín Salvatierra. ¿Handicap? Sí. ¿Factor clave? No necesariamente.
Si bien Guede debió medir sus actos y calibrar su destemplada reacción tanto por la estatura del cargo como por las consecuencias que finalmente acarreó, el caso puede terminar en el anecdotario si el Cacique gana en Viña y saca de carrera al cuadro de Vitamina Sánchez ¿Qué pasa si luego de una eventual victoria el Cucho Salvatierra declara que siguió al pie de la letra la planificación de Guede? Todo se relativizaría, pese a que hay quienes sostienen que esa inconducta le puso la lápida a su continuidad. No es así. El resultado manda. Es así, nos guste o no y enfade a los defensores del fútbol serio en su máxima expresión.
Guede es un tipo de una personalidad compleja. Es intenso, desconfiado, obsesivo y ganador. Un técnico estudioso, muy por sobre la media, que es capaz de convencer a sus jugadores a partir de un ideario que acabó siendo más flexible de los que muchos suponíamos. Cuando la tendencia indicaba que el equipo no hallaba soluciones para enfrentar a rivales compactos, que se replegaban y cerraban los espacios, le pegó un baile a Unión, el puntero y hasta entonces el cuadro más solvente del torneo. Colo Colo no solo es dominante en los clásicos sino el equipo que mejor juega en el campeonato.
Lo cierto es que el técnico argentino responde a un perfil especial, incómodo en términos del relacionamiento, pero muy capaz en lo profesional. ¿Cometió errores? Sí, varios, por ejemplo, su estrecha relación con Leonardo Cauteruchi y el flanco que indirectamente abrió cuando se le vinculó a la extensión de contrato de Paulo Garcés. Desafiante y provocador con los medios se ha granjeado una imagen desmejorada que no se condice con sus grandes atributos técnicos. ¿Tiene sus días contados? Es toda una incógnita. Deportivamente a un Colo Colo campeón e inserto en la fase de grupos de la Copa Libertadores no le convendría nada quedarse sin entrenador en diciembre.
El futuro de Guede está en sus manos. A pesar de sus excelentes números no tiene crédito para permanecer en el Cacique si no se adjudica el campeonato. El Clausura 2016-2017 lo dejó sin margen. Él lo sabe. Mosa lo sabe. Todos los sabemos.