Los Lakers suman nuevo triunfo, pese al frío juego de Lonzo
Mal partido del rookie pero triunfo (el sexto) de los Lakers, dirigidos por Clarkson, ante unos Suns en los que Booker anotó 36 puntos.
Suns y Lakers jugaron un partido feo, trabajo, racheado pero con más aciertos que errores. Devin Booker (36 puntos) pareció el mejor jugador sobre la pista durante muchos minutos, pero no pudo hacer gran cosa al final, aunque sigue anotando todavía más de lo que solía desde el traspaso de Eric Bledsoe. Al final ganaron los Lakers (93-100), que se han llevado los dos partidos que ya han jugado en Arizona y que marcan al menos (en 6-8) cierta separación con respecto a Kings (3-10) y los propios Suns (5-10). De hecho, son segundos del Pacífico por delante de unos Clippers en caída libre (5-8, seis derrotas seguidas) y muy lejos (lejísimos, a años luz, toda la distancia que uno quiera imaginarse en un universo infinito) de los Warriors (ahora 11-3).
A un partido y medio de los playoffs, los Lakers jugaron mal pero al menos no cerraron en 0-4 su tanda de encuentros a domicilio. Una que no ha dejado en demasiado buen lugar a un Brandon Ingram que venía en crecida (esta vez solo 6 puntos, aunque 4 en los momentos calientes) y en la que Lonzo Ball ha pasado de su triple-doble para los libros de historia a un partido muy pobre: 7 puntos, 5 rebotes, 5 asistencias, 2 robos, 4 pérdidas, 3/10 en tiros, 1/4 en triples… y -11 en cancha. Durante la primera parte malas sensaciones y malos números y demasiado irregular en el tercero cuarto, donde alternaba cal y arena mientras los Suns tomaban un cuerpo de ventaja (64-58). Después, Ball (que el miércoles se mide a Ben Simmons en la visita de los Sixers al Staples) se sentó para no volver y vio desde el banquillo como su equipo se llevaba el partido. “Hubo un par de momentos que iba a sacarle pero entonces hacíamos siempre una buena jugada”, dijo Luke Walton. “No tengo ninguna queja, lo que quería era que ganáramos el partido”, concluyó un tipo cuyo perfil es, eso es indiscutible por mucho que algunos le confundan con su padre, de jugador de equipo. Durante tres cuartos los Lakers perdieron 14 bolas. En el último, solo 2. Así que acertó Walton.
Brook Lopez (15+10) y Caldwell-Pope (15+9) pusieron la profesionalidad y experiencia de casi todos los días, y otro veterano como Corey Brewer se desvivió en defensa mientras enviaba señales muy positivas una pareja interior casi inédita (Randle-Bogut), Kuzma arreglaba su mala noche (al final 11 puntos) con dos triples en la sentencia (de 81-81 a 88-96) y Jordan Clarkson le robaba los focos a Booker: 25 puntos en 26 minutos con un 11/19 en tiros y un +15 en pista. Sin hacer mucho ruido, uno de los suplentes más productivos por estadísticas de la temporada.
En los Suns, a la catarata de puntos de Booker se unió una vez más TJ Warren (23+8) y Dragan bender terminó con 15+5. No son el desastre que era con Earl Watson, pero siguen siendo uno de los peores equipos de la NBA. Al menos ahora sudan todas las noches y en muchas hacen que el rival también lo haga. Poco a poco, aunque el futuro sigue muy lejos.