La patada de Vidal a Borghi
Por estos días se cumplieron cinco años de la turbulenta salida de Claudio Daniel Borghi de la selección chilena, tras una derrota en un amistoso ante Serbia. Y hay pocas cosas que recordamos. No sabemos quiénes hicieron los goles, ni menos cómo fueron, o quién anotó el descuento chileno. Sin embargo, hubo un hecho que reflejó fielmente lo que pasaba en ese resquebrajado equipo.
Aquel chispeante entrenador, que cautivó a todos durante su paso por Colo Colo, ya no estaba. Había cara de fastidio, de pena. Le habían fallado. Muchos dirán que no puso mano dura, aunque sí lo hizo pese a que ese nunca fue su estilo. Él se basaba en la confianza, en el cariño y regalonea. Le había resultado hasta antes de llegar a la Selección Nacional. Y hasta que se jugó ese fatídico partido de la fría noche de Saint Gallen.
A los 79 minutos, Arturo Vidal le entró de manera brutal a Petrovic y ahí se supo que el proceso del 'Bichi' llegaba a su fin. Esa fue una patada que le dolió más al Bichi que al serbio. Ahí el argentino advirtió que no había marcha atrás. Su regalón, su "hijo futbolístico", su predilecto, aquel a quien le dio la gran oportunidad de ser profesional y cambiar su vida, aquel a quien ya había perdonado tras el 'Bautizazo', le daba el tiro de gracia en su paso por la Roja. Debía ser su defensor más acérrimo, pero no lo fue.
Ese patadón de Vidal destrozó a Borghi. Esa acción mostró descontrol, desorden, rabia, frustración. El equipo no reflejaba nada de lo que era su técnico. Simplemente ya no era su equipo. Y, seguramente, Borghi nunca más volvió a ser el mismo entrenador.