Hernández
Desastre Azul
Hay formas y formas de perder un título. O hipotecarlo al menos. Pero la derrota de Universidad de Chile ante Audax Italiano es un manual de cómo hacer las cosas mal. Pésimo. Cuesta entenderlo de un equipo con varios seleccionados, jugadores de amplio recorrido en el extranjero y un técnico calificado. En 22 minutos el sueño del bicampeonato se derrumbó de un plumazo.
En la recta final del torneo un cuadro que pretende ser campeón no puede recibir un tanto a los 16 segundos. Y menos de un lateral. El segundo gol de camarín más rápido en la historia del club. Ahora, si ocurre, ese equipo debe tener las armas para revertir el accidentado inicio. El problema fue que un minuto y medio después quedó con 10 jugadores por la expulsión de Vilches y a la mitad del primer tiempo ya perdía por 3 a 0. Un completo desastre. “Lo que más lamento es que en 15 minutos (en rigor, un poco más) se nos escapó el campeonato”, dijo Jean Beausejour. Toda la razón, el Romántico Viajero ya no depende de sí mismo.
¿Tenía Vilches que bajar a Sergio Santos como lo hizo? Un jugador de su oficio, consciente de lo que había en juego, ¿no podía tomar otra decisión? ¿Apostó por la amarilla porque el partido recién comenzaba? Los sucesivos goles de Sergi Santos y Manuel Fernández sentenciaron el match. Según Hoyos, la expulsión era interpretable.
La U intentó remar, mejoró futbolísticamente y más aún con los ingresos de Arancibia y Pizarro. Creó varias ocasiones. Pudo y mereció descontar. Eso hasta la expulsión de Gonzalo Jara. Fin de la historia. Partido resuelto. Con 9 jugadores la tarea pasó de épica a imposible.
Si bien el partido estaba muy cuesta arriba al momento de la roja para el seleccionado chileno resulta incomprensible su reacción. ¿Qué esperaba por aplaudir al árbitro? La U tenía una mínima chance de remontar el partido, pero su torpeza la echó por la borda, en un acto, además, particularmente poco solidario con sus compañeros que debieron hacer frente a la goleada con dos jugadores menos. Jara, pilar en el bicampeonato de la Copa América, uno de los jugadores con más partidos internacionales con la selección no puede amurrarse y cometer semejante arrebato. Tiene que estar a la altura de su carrera y comprender que sus actos afectan a mucha gente e impactan en un club enorme como Universidad de Chile.
Hoyos tampoco pude quedar al margen de la debacle azul. Las señales de la merma en el funcionamiento de la U se arrastraban hace varias fechas. Cómo obviar, por ejemplo, la manera en que le ganó el clásico a Católica. Sin merecerlo. El entrenador argentino fue guiando al equipo con pragmatismo, pero en estos últimos dos meses no logró corregir los errores basales y dotarlo de un mayor fondo futbolístico. Este sábado la ausencia de Pinilla se notó muchísimo y cuando encajó el primer gol no tuvo cómo sacárselo. Igual que ante Wanderers en la final de la Copa Chile. La referencia estaba demasiado fresca.
Este columnista había reparado hace algunos días en un texto titulado Azul Superficial que la U, de los entonces tres punteros, era el que menos argumentos y variantes futbolísticas estaba exhibiendo. Los hechos, lamentablemente para la fiel hinchada azul, demostraron que esa fragilidad le costó caro. Ahora, la tarea es reponerse, ajustar los circuitos, apretar en una faceta clave como la concentración, recuperar a Pinilla, ganarle a Universidad de Concepción en la fecha siguiente y llegar vivo a la definición del sábado 9 de diciembre. El título de la U, por ahora, está en manos de Colo Colo, Everton y Unión Española.