PRIMER ANIVERSARIO DE LA TRAGEDIA
Chapecoense: un año después aún se buscan los culpables
Las familias de las 71 víctimas, que aún no fueron indemnizadas, tienen más preguntas. La práctica de llevar el combustible justo era habitual.
Hoy se cumple un año de la tragedia que emocionó a Brasil y a todo el mundo del fútbol. Hace un año, el vuelo 2933 de la compañía boliviana LaMia que llevaba a la Chapecoense a Medellín para enfrentarse al Atlético Nacional en la final de la Copa Sudamericana se estrelló en una montaña a pocos kilómetros del aeropuerto de Medellín. Se había quedado sin combustible. Y por esta negligencia, 71 de los 77 pasajeros murieron. Tres jugadores, un periodista y dos personales de abordo sobrevivieron.
Un año después, el equipo se ha recuperado deportivamente. Aunque emocionalmente las heridas todavía siguen abiertas por la lentitud de la Justicia. Ninguna de las 71 familias de las víctimas fue indemnizada, ya que se desveló a posteriori que el seguro de accidentes que LaMia debería tener contratado había caducado. El club fue exculpado de cualquier responsabilidad por la Fiscalía brasileña y todos los esfuerzos ahora se concentran en encontrar los verdaderos propietarios de la compañía aérea. Según investigaciones de TV Globo y UOL, la Fiscalía boliviana ya tendría indicios suficientes para formalizar una demanda contra Loredana Albacete Di Bartolomé y su padre, Ricardo Albacete Vidal, exsenador venezolano, que tendría residencia fija en España. Según el diario El Deber, la familia Albacete gestionaba la compañía desde la lejanía a través de testaferros, uno de ellos el boliviano Gustavo Vargas Gaboa, único detenido hasta el momento. El político presuntamente utilizaba su influencia en Bolivia para conseguir operar con la compañía con prácticas que no serían permitidas en otros países.
Llevar el combustible justo sería algo corriente para LaMia, que siempre operaba al límite. El mismo avión que se estrelló fue el utilizado para llevar a la selección argentina de Buenos Aires a Belo Horizonte, al Mundial 2014. Y aquel vuelo, que llevaba a Messi y a sus compañeros, estuvo muy cerca de otra tragedia: llegó al aeropuerto con tan sólo 18 minutos de combustible.