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Atlético ATM
1
Saúl 29'
Finalizado

BETIS 0-ATLÉTICO 1

Atlético gana por Saúl y le arrebata el tercer lugar al Madrid

Dio la victoria en el 30' a un Atlético más eficaz que brillante que sobrevivió sin Griezmann. El Betis mandó, pero chocó con Oblak. Lesión de Guardado.

Madrid
Alegría de Saúl tras su gol al Betis, en el 0-1 para el Atlético de Madrid en el Villamarín.
Alegría de Saúl tras su gol al Betis, en el 0-1 para el Atlético de Madrid en el Villamarín. MIGUEL MORENATTIDIARIO AS

Nervios. Los nervios llenaban el aire del Villamarín. Nervios mezclados con pitos. Para el equipo de casa cuando salió a calentar. Cuando volvió al campo. Cuando sonaba el himno. Quizá azuzado por ello, salió el equipo de Setién como sólo puede hacerlo quien se juega la vida. Corriendo cada balón como si el mundo fuera a acabarse en un rato. Con la novedad Fabián-Guardado en el doble pivote, los primeros minutos fueron un monólogo verdiblanco. Todo era música.

El partido sólo se jugaba en su campo. Dominio posicional y de pelota ante un Atleti con cuatro centrocampistas y ningún artista (sin Griezmann, tampoco jugaba Carrasco). Los primeros quince minutos la pelota le fue un extraño. Como si se hubiesen peleado. Ésta prefería las botas con medias verdes. Thomas, que volvía al centro, parecía descolocado, hoja al viento, mecida por la ciglogénesis explosiva que llevaba Boudebouz en las botas. Tan capaz de ver una amarilla en el segundo 10 de partido tras una entrada que dejó tendido a Gabi como de ejecutar un caño perfecto.

Soportó el Atleti, sin embargo, los embistes, con 26% de posesión. Aunque el área de Adán estuviese más allá de Orion, una razón fue que tenía un pilar para sujetar y repeler todos los golpes, Savic, cabeza de acero de Montenegro. La otra fue Sergio León, que no llegó a rematar un córner que se paseó por la línea de gol. La banda izquierda, Filipe-Koke, era una autopista hacia Oblak. Pero en un minuto el partido se dio la vuelta como un calcetín.

Porque a Vrsaljko le llegó un balón en largo, corrió la banda derecha y lo envió, perfecto, a la línea de gol, para deshacer todas las sombras que en las últimas semanas se acumulan sobre su cabeza. Gameiro no llegó, le faltó medio dedo, pero en el segundo palo ya se deslizaba Saúl por el suelo y golpearlo con ganas de besarse su tatuaje en la muñeca, su gesto del gol. Ante un defensa blandiblu, la efectividad cholista. Y suele matar de un disparo.

En la jugada siguiente, otro disparo de Correa que paraba Adán, demostraba que el partido ya era otro. Que el Betis seguiría dominando pero sin morder de verdad. Cuando se fue al descanso, del aire se habían espantado los nervios. De su gente, sólo aplausos, por la primera hora, a pesar de la herida, ese 0-1 en el marcador.

En la segunda parte, el Betis salió como en la primero, queriendo monólogo, pero con cuchillo. Si Boudebouz lanzaba sólo balones hacia arriba, Tello desnudaba a Vrsaljko en una carrera para un balón que nadie acertó a rematar, Sergio León tuvo un uy que sacó Savic y Tello lanzaba un obus desde fuera del área para que Oblak sacara su mano milagrosa de cada partido. Le bastó acariciarla con la punta del guante para desviarlo fuera. Iba adentro, y con aire de golazo.
Simeone quiso enfriar al Betis tirando de banquillo: sacó a un Correa demasiado acelerado y ya con amarilla para apuntalar su defensa con cemento uruguayo, Giménez.Un remedio contra Tello, incapaz Vrsaljko de sujetarlo solo. En la jugada siguiente, Guardado se rompía, aunque el Betis no. Seguiría jugando, combinando y madurando el balón. Por la derecha, por la izquierda, por el centro. Con Joaquín, Mandi, Durmisi o Boudebouz. Todos siempre con mismo final: el muro de piernas tejido por el Cholo en área rojiblanca.

Setién no pudo derribarlo ni con la explosividad de los 19 años de Julio Gracia, ni con jugadas con treinta toques, ni con cinco últimos minutos de asedio. Pero si el Betis aprieta, Simeone dispone sobre la hierba a todos sus defensas. Porque salió Lucas. Porque no hay equipo que sepa sufrir como el Atleti. Y ahí es como en lo de la efectividad. También gana partidos. Los rojiblancos mantienen el pulso a laLiga, siguen ahí, persiguiendo al Barça. Y hace un año que no pierde fuera de casa en Liga. Qué lejos parecen hoy aquellos nervios, los suyos.