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En las próximas horas Colo Colo podría recibir un extraordinario regalo navideño: el regreso de Lucas Barrios procedente de Gremio donde esta temporada ganó la Copa Libertadores y disputó la final del Mundial de Clubes. Para suerte del Cacique el delantero argentino decidió no continuar en el equipo de Porto Alegre, quedó con el pase en su poder y privilegió, hasta ahora, la oferta que llegó de Macul.

El seleccionado paraguayo llegaría con un acuerdo de dos años y un salario que bordea los 100 mil dólares mensuales. Una cifra, en el papel, inabordable para cualquier club chileno, salvo para Colo Colo o la U. Blanco y Negro, al igual que en el caso de Jorge Valdivia, elaboró una fórmula mixta que establece un importante aporte de MG Motors, uno de los sponsors del cuadro albo. Una ecuación perfecta entre astucia, proactividad y buena gestión que permitirá el retorno de la Pantera al estadio Monumental.

El eventual arribo de Barrios no solo tendrá un componente simbólico sino que, en términos objetivos, es un real aporte futbolístico para Colo Colo que tras el sorteo del miércoles pasado en Asunción –jugará con Atlético Nacional, Bolívar y Delfines de Ecuador– dispone de una enorme oportunidad de romper el maleficio que lo persigue hace una década sin superar la fase de grupos en la Copa Libertadores. Lucas, llega en plenitud, vigente, con logros frescos y un nivel de experiencia que puede ser determinante para la autoconfianza del plantel. Viene de anotar seis goles en la última edición y dio la vuelta olímpica. Es un campeón vigente. Todo lo que pueda transmitir será un plus para el camarín.

Barrios, qué duda cabe, sabe lo que es jugar y ganar prácticamente en todos los estadios de Brasil. Salió airoso en cada uno de los cruces de la Libertadores 2017. En distintas canchas de Sudamérica. Y vaya si es importante contar con un jugador así cuando se aspira a tener una actuación relevante como Colo Colo.

En lo específico, Guede deberá tomar decisiones respecto de su sobrepoblación de delanteros. Barrios, Paredes, Rivero, Morales, Orellana y Vilches lucharán por dos o tres plazas dependiendo del esquema. En ese contexto, lo más probable es que Vilches salga a préstamo para racionalizar los costos y achicar la baraja. Pese a su potencial, el ex Huachipato dispondrá aun de menos opciones de jugar y lo razonable es que busque un nuevo horizonte.

Con todo, y pese a la dulce noticia de Barrios en Macul, está por verse qué ocurre con la renovación de Guede. Al técnico campeón del Transición, Colo Colo le ofreció un reajuste de un 30% (para él y todo su cuerpo técnico), pero su representante Leonardo Cauteruchi le hizo saber al club que pretende prácticamente el doble de sueldo. Sabemos que el fútbol opera con lógicas financieras únicas, que hay mucha especulación, lobby, manejo de la información y se rige por la premisa libremercadista de la oferta y demanda, pero también existen códigos. Cauteruchi no puede decir, con Guede teniendo contrato vigente, que es un honor que haya interés de Independiente y que está disponible para contestar una llamada desde Avellaneda. Eso se llama juego sucio, deslealtad. Es una maniobra de presión, especulativa, para subirle el precio a su representado.

Mientras tanto Guede sigue de vacaciones aunque trascendió que le hizo saber a la gente de Colo Colo que está feliz por el grupo de la Libertadores. ¿Fue o no parte del truco de Cauteruchi para arreglar en mejores condiciones? Esperemos que no. Si el club le termina pagando dos millones de dólares anuales al cuerpo técnico no hará más que canibalizarse y pagar recursos excesivos que podrían destinarse a reforzar mejor al plantel.

Está bastante bien que tu empleador reconozca tus logros y te ofrezca un alza de salario de un 30%, ¿o no? Pretender, señor Cauteruchi, el doble del salario es desconocer la realidad del fútbol chileno y hacer pelota financieramente al club. Ubíquese, acá no hay petrodólares, no estamos en Emiratos Arabes.