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HOUSTON ROCKETS

Rebelión de los Rockets a la Liga bipolar de Warriors y Cavaliers

Daryl Morey ha confeccionado en los últimos diez años un equipo que aspira a todo. "Estamos obsesionados con ganar a Golden State", dice.

James Harden.
J Pat CarterAFP

Los Warriors y los Cavaliers han jugado las tres últimas finales de la NBA. Con Stephen Curry y Kevin Durant, los de la Bahía ganaron el último título con el primer 16-1 de la historia en playoffs, un año después de sumar el 73-9 que dejó atrás el récord en fase regular de los Bulls de Jordan  (72-10). Han ganado dos de los tres últimos anillos y el otro fue para un LeBron James que lleva siete años seguidos en la final, sin que nadie le haya podido ganar en los playoffs del Este.

Pero no todos en la NBA se resignan. En el Este, los Celtics perfeccionan el antídoto contra LeBron mientras desde el Oeste los Rockets plantean una rebelión contra la Liga bipolar. “Estamos obsesionados con ganar a los Warriors”, dice el mánager general Daryl Morey, un genio de la estadística que lleva diez años en el cargo y tiene todavía 45. Y seguramente nadie tenga más motivos para sentirse capaz de hacerlo que Houston Rockets. El equipo texano suma las mismas derrotas que los Warriors (7) al frente de la Liga y ganó 14 partidos seguidos a pesar de los problemas con las lesiones de su gran refuerzo, un Chris Paul (15-1 con él, 10-6 sin él) que se ha unido en busca de su primer título a James Harden, una de las mayores fuerzas ofensivas que jamás ha pisado una pista de baloncesto: promedia 32,4 puntos (líder de la NBA) y 9,2 asistencias y aspira al MVP que en las últimas temporadas ha rozado pero que le quitaron Curry y Westbrook.

Morey analiza el valor de cada lanzamiento en un equipo que renuncia al tiro desde media distancia y anota cerca del aro o a base de triples: el año pasado lanzó 1.078, récord en una temporada, y hace dos meses intentó 32 en solo una parte (24 minutos). Hasta cinco jugadores lanzan más de seis triples por partido (Harden lidera la Liga con 10,8 por noche) y siete tienen un 35% o más de acierto. Mucha potencia de fuego al servicio de Mike D’Antoni, un entrenador que revolucionó el baloncesto con Phoenix hace una década gracias a un estilo basado en atacar a toda velocidad, el seven seconds or less (tirar en menos de siete segundos de posesión).

Los Rockets han sumado a su caudal anotador a un par de defensores (PJ Tucker, Mbah a Moute) versátiles y agresivos, ideales para hacer daño a los Warriors. Pero saben que su gran baza es un ataque (115,1 puntos de media) que marcha entre los mejores de la historia: su 113,6 de rating ofensivo (puntos por cada cien posesiones) solo estaría por detrás de los Warriors de la pasada campaña y los Lakers de Magic Johnson en la 1986-87 (115,6 ambos, la cifra más alta en una temporada completa).

Tras los pasos de LeBron James

Desde que Morey está al frente de los Rockets, la franquicia nunca ha tenido una temporada con récord negativo. El general manager trata de captar a cualquier estrella que sale al mercado y el pasado verano se hizo con Chris Paul y lo intentó todo con Carmelo Anthony, que acabó en Oklahoma. Para el próximo planea el gran golpe a la Liga: LeBron James. El alero acaba contrato en los Cavaliers y muchos creen que no seguirá y que pondrá rumbo a la Costa Oeste. Los Lakers también sueñan con un jugador que tiene negocios en Hollywood y una familia que quiere vivir en L.A. Pero si se trata de competir al máximo, nada supondría un reto mayor para los Warriors que unos Rockets con James Harden, Chris Paul y LeBron James. La ingeniería financiera para lograrlo es muy complicada: LeBron (cumple 33 años esta semana) pedirá un contrato por el máximo posible, más de 35 millones de dólares por temporada. Pero si existe una opción, Morey se aferrará a ella.