Los Lakers caen en picada y ya están en el fondo de la NBA
Sin Lonzo, peor defensa y ataque todavía menos eficiente. Cuarta derrota seguida, ahora ante unos Grizzlies que llegaban en back to back.
Luke Walton, que viene (recuerdo) de trabajar con Steve Kerr en los Warriors del Strength in Numbers, parece incapaz de hacer que los Lakers ataque con un mínimo de fluidez. A veces de decoro. En ocasiones parece que tiene planes que van más allá de un partido puntual, un proceso. Pero otras, con frecuencia, se pone en manos de fórmulas de supervivencia para salvar la noche cuando la mayoría de las que se han salvado durante la temporada ha sido gracias a la defensa.
Los Lakers, después de tramos de muy buenas sensaciones (uno muy reciente aunque parezca lejanísimo de repente) vuelven a ser ya uno de los peores equipos de la NBA: 11 victorias, las mismas en el fondo del Oeste que los Mavs y estos Grizzlies deshechos y en cuadro que sin embargo les han ganado fácil en el Staples (99-109). En un duelo de ataques horripilantes, el de los Grizzlies pareció más eficaz y no hay un insulto peor para un equipo que después de sus excelentes sensaciones en la gira por el Oeste y los partidos ante los Warriors y los Rockets, ha iniciado un tramo por fin más débil del calendario con un rendimiento calamitoso: derrotas en casa ante los Blazers sin Lillard, ante los Wolves con un último cuarto penoso y ante los Grizzlies, que además llegaban en segunda noche de back to back, otra vez con un mal final (23-33), un 37% en tiros de campo y 12 tiros libres fallados (21/33).
Los Lakers solo llevaban 47 puntos al descanso, y parecían demasiados porque las desconexiones de los Grizzlies les regalaron varias canastas. Después de verse casi siempre por detrás, reaccionaron (76-76 al final del tercer cuarto) para, como ante los Wolves, disolverse en el último parcial. Eso pasa cuando rezas para que Kyle Kuzma (una de las sensaciones de la temporada pero un rookie al fin y al cabo) siga anotando sin parar (tocó mal día: 4/24 en tiros, 9 puntos), cuando acabas haciendo siempre la misma jugada para que Brandon Ingram (23+4+4) salve los muebles y cuando no se sabe muy bien qué se está haciendo con Randle, que solo jugó 11 minutos. Por mucho que no entre en los planes de futuro y que su situación contractual sea un lío, ahora mismo es uno de los principales activos de un equipo que sin Lonzo Ball, se diga lo que se diga, defiende muchísimo peor y esta vez se quedó en 14 asistencias totales.
Los Grizzlies se tomaron un respiro gracias a Tyreke Evans (32 puntos, 7 rebotes, 7 asistencias) y Jarell Martin (20+8). En realidad bastó con aprovechar la inercia y dejarse llevar por el partido sin entrometerse mucho en las tareas de sabotaje del rival y su entrenador. Marc Gasol acabó con 11 puntos, 9 rebotes y 5 asistencias. No mucho… pero al menos su equipo ganó. Que falta hacía después del disgusto en Phoenix.