Los Bulls no pudieron en la prórroga ante los Blazers
Hoiberg jugó el último cuarto y prórroga con los titulares y al final McCollum, el mejor jugador sobre el parqué, apareció para llevarse el partido.
Kris Dunn quiere ser una gran estrella. Tiene ese carácter, esa personalidad que florece sobre la cancha en los minutos calientes de los partidos. Pero aún no está en ese nivel... El base, que volvió a ser uno de los grandes valores de su equipo pese a cometer varios errores innecesarios (tres faltas en ataque que pudieron ser cuatro y ocho pérdidas totales), estuvo cerca de meterse el partido en el bolsillo con una serie de buenos movimientos (22+7+4, el potencial de estrella está ahí), pero no supo cerrar y terminó cediendo el turno a un C.J. McCollum que no falló. Él ya es una estrella de la NBA.
Los Bulls, que venían de perder otro partido igualado en Washington, tardaron en responder ante la velocidad y los cambios de los guards de los Blazers (todos hacen de todo), que son una banda peligrosa incluso sin su jefe de filas (Damian Lillard se perdió su quinto encuentro consecutivo con problemas en la parte posterior del muslo). El banquillo local mejoró mucho al quinteto (en los dos lados de la cancha: se pasó del 23-31 al 46-39), con Bobby Portis (14+7+4 en 17 minutos) y Nikola Mirotic (18+10+2 en 19) iniciando el juego desde la cabeza y finalizando con gran nivel de acierto (y de entendimiento).
La segunda parte fue un toma y daca. Los Blazers mejoraron muchísimo jugando a través de Nurkic (no entiendo que no suceda más...), Evan Turner consiguió su mejor marca de la temporada (22 puntos) y CJ McCollum, que se marchó al descanso con una serie horrible en el tiro (cinco puntos), despertó a tiempo y acabó con 32. Pero los Bulls respondieron a todos los golpes y el intercambio, después de un concurso de triples que arrancó Valentine y se llevó Aminu (cuatro en el cuarto cuarto), se decidiría en el tiempo extra.
Hoiberg mantuvo a sus titulares en cancha tanto en los momentos decisivos del último cuarto como en la prórroga, y Dunn, que es líder absoluto en ese quinteto, intentó ganar el partido para su equipo. Se topó con alguna que otra mano (la última fue de Napier, bastante más bajito que él) y acabó cediendo el mando ante un CJ McCollum, pistolero profesional, mucho más acostumbrado a este tipo de duelos.
Para acabar, un poco de Lauri Markkanen y sus 213 centímetros de escolta. Le faltan kilos, recursos en diferentes posiciones del parqué, velocidad lateral... Pero qué talento (19 puntos, ocho rebotes y cuatro triples, uno de ellos precioso: tras pasarse el balón por la espalda mientras daba un paso atrás). Se mueve por el perímetro como la gran amenaza exterior que es, pero con un tamaño completamente desproporcionado para su más que fluida mecánica. No tardaremos en hablar de él como uno de los mejores tiradores de la competición.