Zidane vive su peor momento en el banco del Real Madrid
El técnico tiene el reto de recomponer el ánimo de una plantilla que ha renunciado a la Liga y que dentro de un mes se mide al PSG.
No hay mejor termómetro que mida la salud de este Real Madrid que el rostro de Zinedine Zidane. Al acabar el partido de Balaídos, donde el Madrid volvió a derrumbarse y confirmó su caída y rendición en la Liga, el entrenador francés se presentó en la sala de prensa con una seriedad inusual. Llegó con más retraso de lo habitual después de que Florentino Pérez bajara al vestuario. “Viene siempre a animar, nada más”, explicó, cortante, el técnico.
Su equipo deja atrás la Liga tras perder 19 puntos (cinco empates y tres derrotas) y situarse a 16 puntos del Barça, a siete del Atlético y a cinco del Valencia (con un partido menos). Un escenario insospechado en agosto, cuando el Madrid voló sobre el United y el Barça, y que no ofrece optimismo para el futuro observando el estado físico y futbolístico de la plantilla. Alarmantes son los casos de Marcelo, abandonado a la hora de defender; Cristiano, que ha perdido brillantez y gol; Benzema, irrelevante; Casemiro, que juega revolucionado; Modric y Kroos, espesos… Y en un mes aterriza el eléctrico PSG de Mbappé y Neymar.
Aunque el Madrid ha vivido 22 meses de gloria con Zidane (ocho títulos de diez), el francés también ha pasado por momentos delicados. Como cuando nada más aterrizar en el banquillo blanco, perdió con el Atlético y se alejó a 12 puntos del Barça. O la derrota (2-0) en Wolfsburgo, en la ida de cuartos de final de la Champions de la 2015-16. Entonces, el francés supo gestionar el ánimo del vestuario y el equipo rozó el título de Liga tras recortarle 11 puntos a los azulgrana, remontó al Wolfsburgo y acabó conquistando la Undécima. Hoy, a 16 puntos del Barça, con un equipo sin autoridad en el juego y físicamente limitado, Zidane vive su peor momento en el Real Madrid.
No hay una sola respuesta para explicar qué le sucede a este Madrid, que se ha derrumbado inexplicablemente de agosto a acá. El fútbol hay que verlo más allá de las estadísticas, pero algunos problemas que ha mermado al equipo son muy reconocibles: acumulación de lesiones (ha caído medio plantel); bajón de forma de jugadores como Marcelo, Benzema, Cristiano o Asensio; caída física del equipo en las segundas partes (el Clásico y el partido de Vigo son dos botones de muestra)… Y en ese reparto de responsabilidades, los dedos también señalan a Zidane, que no tiene enchufada a toda la plantilla como sí hizo el año pasado. La segunda unidad no es lo que era en la 2016-17 (las bajas de Morata, Pepe y James han adelgazado al equipo), pero el marsellés no ha recurrido tanto al banquillo y eso ha desencantado a jugadores como Asensio. El plan B ya no aprieta a los titulares, tal vez conscientes de que Zidane tiene a sus titularísimos, a los que pondrá siempre que las lesiones o las sanciones lo permitan. Además, varias decisiones le han señalado en días importantes: en el Clásico sentó a Isco por Kovacic para atar a Messi y eso condicionó al equipo; no supo reaccionar ante el 3-5-2 del Girona y el Madrid acabó cayendo en Montilivi; contra el Tottenham intentó ‘copiar’ tras el descanso a Pochettino (también alineó un 3-5-2) y el Madrid salió de Londres con un 3-1… También se le cuestionan la tardanza en hacer cambios y que siempre siempre (o casi) insiste en las mismas alternativas.
A esto se añade el pulso público que mantiene con el club a cuenta del fichaje de Kepa Arrizabalaga. El club estaba decidido a fichar al portero del Athletic en este mercado invernal, pero Zidane enfrió la llegada del de Ondarroa de manera rotunda: “Ahora no necesito un portero. Luego, en junio…”.
Zidane goza del crédito que le han ingresado los ocho títulos logrados, cinco de ellos en el último año, pero el francés sabe que mantener gran parte de ese crédito pasa por la eliminatoria de Champions del próximo mes contra el imponente PSG. El técnico conoce perfectamente el funcionamiento del Real Madrid. Por eso, siempre se ha querido poner la venda antes de que aparezca la herida. Incluso en los tiempos de bonanza: “La pena es que aquí no se sabe. Voy a intentar acabar la temporada de la mejor manera porque tenemos muchas posibilidades de ganar otra vez”. Y esas posibilidades pasan por salir victoriosos ante el PSG. El reto de Zidane, ahora, es recomponer el ánimo de la plantilla y apostarlo todo a la Champions y a la Copa.
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