Hernández
Soñar es gratis
El verano mejora el ánimo, recarga nuestras endorfinas y nos hace estar más optimistas. En el ambiente, a poco del debut de los primeros equipos chilenos en la Copa Libertadores, la asunción de Reinado Rueda y con la temporada de otros deportes ya en marcha, hay percepciones de toda índole respecto de lo que está por venir. Aquí, algunos ejemplos, del vaso medio lleno. ¿Usted cuál ve?
Los tiros del Fantasista. David Pizarro declaró que sería increíble cerrar su carrera con la obtención de la Copa Libertadores. Se entiende, el porteño jugó la Champions y fue campeón de Liga y Copa en Europa. Sabe de grandes desafíos, lo que significa entrar a los mejores estadios del mundo y enfrentarse a equipos de elite. En buen chileno, no le tiembla la pera porque acumula un bagaje envidiable y la presión no lo afecta. Si mañana falla un pase o yerra un gol será por una decisión mal tomada, no porque tenga miedo escénico. Pizarro debe emplear esa experiencia para infundir tranquilidad a los más jóvenes y aportar con su liderazgo en un camarín avezado a nivel de selección. La llegada de Soteldo fortalece el plantel, pero la U necesita un par de incorporaciones más pólica a Europa, no ara ser competitiva internacionalmente. Esto, en el entendido que el equipo debe mejorar mucho respecto de cómo terminó el Torneo de Transición. La mano de Angel Guillermo Hoyos será clave. Más en un grupo durísimo al que probablemente se sume Vasco da Gama.
Doble Nueve. Mientras Reinaldo Rueda declaraba en Brasil su alta expectativa como nuevo entrenador de la Roja y en el medio se instalaba el debate respecto del ciclo deportivo cumplido de los jugadores más veteranos de la generación dorada, en México, Felipe Mora y Nicolás Castillo arrancaron con todo la temporada. Gran noticia. Sobre todo, porque el buen momento de ambos permite abordar con cierta tranquilidad un problema permanente de Sampaoli y Pizzi: hallar al nueve del equipo. En este caso, y a pocas semanas de la primera nómina, el nuevo seleccionador debería echar mano tanto al goleador de Cruz Azul como al de Pumas. Si de renovación se trata, el denominador común salta a la vista: Mora y Castillo fueron los delanteros de Chile en el Mundial Sub 20 de Turquía. Contemporáneos, hoy tienen un presente en común, pero hicieron procesos muy diferentes. Mora transitó el camino largo, quemando etapas en la liga chilena, saltando de Audax a la U y luego al extranjero; Castillo, en cambio, voló rápidamente de Católica a Europa, no se consolidó y lesionó en Alemania, regresó a la UC donde fue bicampeón y ahora vuelve a deslumbrar en México tras un inicio muy prometedor, una nueva lesión y un pésimo segundo semestre del club en 2017. Con 24 años cada uno, la competencia por el nueve de la Roja está declarada.
¿El destape de Orellana? Luego del fallido intento por fichar a Lucas Barrios, Colo Colo pareció redefinir sus prioridades y concentrar sus esfuerzos en las llegadas de Carmona y Pinares. Pues bien, la lesión de Octavio Rivero –que se suma a la rotura de meniscos de Iván Morales– obliga urgentemente al Cacique a buscar un par de delanteros. Más aun considerando el préstamo de Andrés Vilches y Marcos Bolados. Murphy no falla. Hecho el préstamo del ex Huachipato, se consuma la baja de Rivero. Hoy en Macul se torna crucial el arribo de un delantero de categoría porque los lesionados debieran estar disponibles recién para el tercer partido de la Libertadores y Colo Colo no se puede permitir ese hándicap. Ahora, el mercado tampoco está fácil y los precios de muchos futbolistas en el continente figuran ridículamente disparados. ¿Será entonces que llegó la oportunidad que Nicolás Orellana esperó los últimos tres años? El tren, a veces, pasa una vez en la vida.
Perder a medias. La derrota de Nicolás Jarry ante Leonardo Mayer la madrugada de este lunes en la primera vuelta del Abierto de Australia puede ser vista como como una chance desaprovechada. Especialmente por la opción de haber enfrentado a Rafael Nadal en la pista central en segunda ronda. Pero el tenis tiene tiempos y lógicas que no son fruto del azar. El argentino lleva muchos años en el top 100, está habituado a jugar torneos de Grand Slam y partidos al mejor de cincos sets y, tal como anticipó su compatriota Carlos Berlocq, es todavía un jugador más solvente que Jarry. En consecuencia, el número uno de Chile, pese a su corta estadía en Melbourne, debe, junto con su staff, sacar las conclusiones del caso y trabajar aquellos aspectos clave para consolidarse en el circuito mayor. Así como hoy está haciendo innovaciones en su saque, para ser competitivo en el más alto nivel, requiere mejorar la consistencia, su defensa y aquellas decisiones clave dentro de la cancha. El nieto de Jaime Fillol juega un kilo, tiene todos los tiros y un gran entrenador, pero necesita seguir afinando su tenis y, sobre todo, sumar horas de vuelo. En ese contexto, su paso por Australia solo puede catalogarse como un hecho beneficioso.