Harden hace historia con una brillante actuación ante los Magic
Exhibición para el recuerdo del escolta, que destrozó a los Magic con el primer triple-doble de 60 puntos de toda la historia.
Yo mismo escribí hace unos días que Stephen Curry podría estar, desde el paso por boxes al que le obligó el tobillo, colocándose en la pole position hacia el MVP. O muy cerca de ella. También que el favorito después de la primera parte de la temporada seguía siendo James Harden, al que la NBA debe una: perdió contra el propio Curry el MVP 2015 aunque se llevó el premio de los jugadores. Y perdió la temporada pasada otra vez porque Russell Westbrook se empeñó en firmar un triple-doble casi en cada partido.
Y ahí está James Harden, pilotando una de las máquinas de ataque más precisas de la historia de la NBA. Promediando 31 puntos, 9 asistencias y cinco rebotes. Con la mirada puesta en las batallas que vendrán en playoffs (Warriors, Thunder…) pero con un ojo en una historia que ha vuelto a pulverizar en el partido de los Rockets antes Orlando Magic (114-107 final). El contexto es que faltaban Chris Paul y Trevor Ariza y que Eric Gordon cayó después y antes de anotar un solo punto. El resultado, un solo de la Barba. Uno exquisito, estruendoso, virtuoso e imperial: 60 puntos, 10 rebotes, 11 asistencias y 4 robos. 19/30 en tiros de campo (14/16 en tiros de dos, 5/14 en triples), 17/18 en tiros libres. 16 puntos en el primer cuarto, 24 al descanso (8/8 de dos, 0/7 de tres), 18 en el tercer parcial y otros tantos en el último, incluidos seis para romper el partido desde el empate a 107. Los Magic ya no anotaron más y la grada se puso en pie para reconocer una actuación imposible, magnética: legendaria.
Nadie en la historia de la NBA había firmado un triple-doble con 60 puntos (Harden ya logró uno imposible la temporada pasada: 53+17+16). Nadie de hecho había combinado 60 puntos y 10 asistencias. A sus 60+11 acompañaron sus compañeros con un 54+6… entre todos. Harden, que jugó 46 minutos y 26 segundos, también batió el récord de puntos de su carrera (era 56) y el de la historia de los Rockets (57, Calvin Murphy en 1978). Después se llevó el balón del partido para regalárselo a su madre.
La exhibición para las antologías de la NBA no fue gratuita sino un empeño por darle a su equipo (36-13, -3 con respecto a los Warriors) una victoria que se habría escapado de otra manera contra el peor equipo de la NBA. Las ausencias, la poca puntería propia y las concesiones al rival desde la línea exterior hicieron que el partido llegara vivo al alambre, al último tramo en el que terminó su trabajo hercúleo un Harden desfondado, que casi no pudo ni celebrar su gesta entre (acción de cuatro puntos incluida) una maraña de heroicidades con menos de dos minutos de descanso total. Al final, un triunfo que no fue un triunfo más porque ya está en los libros de historia gracias a James Harden. Por cierto, el quinto jugador en activo con un partido de al menos 60 puntos junto a LeBron James (61), Carmelo Anthony (62), Klay Thompson (60) y Devin Booker (70).