Ni perdón ni olvido
"Todos mis movimientos están fríamente calculados", decía el Chapulín Colorado, un gracioso antihéroe que posiblemente los millenials ni conozcan. Era una ironía, por cierto, porque el chapulín era ingenuo, torpe y lerdo. Marcelo Ríos, en cambio, sí tiene todo fríamente calculado.
Irrumpió hace un tiempo en Twitter disparando a diestra y siniestra, con un lenguaje agresivo, irreverente y vulgar. Resultado: se reinstaló en la agenda mediática y tuvo ofertas publicitarias.
Al tiempo, las redes sociales viralizaron la foto del Chino empujando su auto deportivo. Era raro, tremendamente freak. Después se supo que era una hábil campaña de marketing digital, algo que en lenguaje simple sería "hacer pisar al palito a todos", de un servicio de taxis que no usan taxímetro ni tienen el techo amarillo.
A fines del año pasado, para la segunda vuelta de la elección presidencial, se le vio participando activamente en política. También era raro. Curiosamente ese ruido mediático se produjo justo cuando una tienda de retail comenzó a vender camisetas alusivas al ex tenista. Belus Prajoux podría cobrar los derechos intelectuales porque se apropiaron de su célebre frase "el pasto es para las vacas". Un canasto lleno de poleras con un letrero "2 x $5.990" se convirtió en la ganga de la liquidación de verano.
Distinto fue lo del apoyo político. Aunque parecía ser algo obvio, no estaba condicionado con futuros aportes estatales a su exhibición. De hecho, el famoso partido aniversario por los 20 años del número uno del mundo estaba ideado por una productora internacional desde hace un buen tiempo y al gobierno, el presente y el futuro, solo le andaban pidiendo patrocinio, no dinero.
¿La carta titulada "Perdón" firmada por el tenista que sale publicada en un diario? Antes de analizar su verosimilitud y espontáneidad, las primeras preguntas que se vienen a la cabeza son: ¿Para qué va a servir? ¿Qué vendrá ahora?