¿Para qué estamos en la Libertadores?
En una de las tantas incongruencias del fútbol chileno, Santiago Wanderers, como sabemos militante de Primera B, avanzó a la ronda final de clasificación a la fase de grupos de la Copa Libertadores. Todo un logro, considerando que el equipo porteño estaba obligado a ganar (o empatar por dos o más goles) y su plantel fue confeccionado con la misión de regresar a la división de honor y no pensando en el torneo continental.
Si bien en los números la victoria del Decano no hizo más que refrendar la supremacía de los equipos chilenos jugando en Perú, las proyecciones no eran precisamente optimistas. Más teniendo en cuenta de que el rival era del campeón de verano 2017 y que en los últimos años las actuaciones internacionales de los equipos chilenos han sido para el olvido. Bien por Wanderers y Nico Córdova quién anticipó que los caturros debían jugar un partido perfecto para clasificar. Así fue.
No es común que un técnico que desciende la temporada anterior sea confirmado en el cargo. Córdova aceptó el desafío. Y el club, pese a los cuestionamientos, dio una señal de estabilidad validando su trabajo. Ahora la tarea es volver a ganar en Playa Ancha porque no lo hizo en todo el campeonato de Transición y tampoco frente a Melgar. El martes ante Independiente de Santa Fe tendrá un durísimo escollo.
Está por verse hasta donde alcanza el aire fresco de la actuación de Wanderers. Colo Colo debuta el 27F contra Atlético Nacional con la expectativa de ganar sus primeros tres puntos e iniciar con el pie derecho la cosecha que le permita, después de una década, superar la fase de grupos. El ensayo ante la Universidad Técnica de Cajamarca dejó varias conclusiones relevantes. A saber: Paredes pierde gravitación jugando solo en ataque, Valdés, como mediapunta, a la par de Valdivia se incomoda y no participa del juego y los tres antes citados no dan abasto para presionar la salida del rival. En los primeros 25 minutos, cuando Nicolás Orellana, actuó como volante izquierdo, Cacique no tuvo profundidad. Diagnosticado el problema, Guede mandó a Baeza a la banda izquierda, retrocedió a Pajarito y subió a Orellana para que acompañara al Tanque. El equipo mejoró un montón y se puso en ventaja.
Capítulo aparte será la inclusión de César Pinares quien en el segundo tiempo mostró destellos de su capacidad. Estando en forma y con Octavio Rivero recuperado el universo de elegibles se amplía y pone a Guede en un lindo dilema. El punto es si incluyendo a todos puede dotar al equipo del equilibrio que se requiere. En la pizarra, la única opción de alinear a los refuerzos y mantener en la titularidad a los consagrados sería con Carmona y Valdés como volantes centrales, Pinares por la banda izquierda (en la misma función de Opazo), Valdivia como enlace y con Paredes y Rivero en punta. En ese dibujo, los mayores damnificados serían Baeza, Vejar, Suazo y Orellana. Con todo, un equipazo al que hay que trabajar para que sea competitivo en la alta intensidad con que se juega la Libertadores.
¿Hasta dónde debiera alcanzarle? En el fútbol las predicciones son de altísimo riesgo, pero Colo Colo tiene un grupo abordable y se reforzó convenientemente para avanzar, al menos, a octavos de final. Llegó la hora de pagar la deuda con su historia.
La U, a su turno, es un carrusel de dudas. El equipo se reforzó con Soteldo, Cooper, Saavedra, Araos y Vaz, que llega el lunes, pero el funcionamiento sigue siendo una materia al debe. Si bien es cierto que solo se ha jugado una fecha del torneo y hay refuerzos que requieren cierto rodaje y otros que no han debutado, los problemas futbolísticos se arrastran desde el semestre anterior. Ahí radica la incertidumbre a poco más de un mes del estreno copero. Por lo pronto, Hoyos anunció este viernes cambios para afrontar la visita a Iquique en Calama. Una necesidad ineludible para un equipo de debe ser animador del campeonato y cumplir, también por su historia, una campaña aceptable en la Copa Libertadores.