Los problemas de Bale que lo alejan del Real Madrid
Encadena tres suplencias en los últimos cuatro partidos y lleva una vuelta entera sin acabar un partido. Además, su actitud no ayuda. Su futuro parece lejos del Madrid.
Hay ‘caso Bale’ en el Real Madrid. En Butarque, Zidane volvió a dejar al galés de inicio en el banquillo, como ya hizo recientemente contra la Real Sociedad o ante el PSG en la noche más importante hasta el momento del equipo blanco en esta temporada. Tres suplencias en los últimos cuatro partidos. No pesó en la decisión del francés que Cristiano no estuviera convocado ante el Leganés por descanso. El técnico prefirió apostar en la banda derecha por Lucas Vázquez (que jugó los 90 minutos en el encuentro anterior, contra el Betis), que está más conectado que el de Cardiff. Zidane fue preguntado por si la suplencia de Bale en Leganés fue para protegerle físicamente y el galo afirmó: “Un poquito de todo. Estoy contento con Gareth, hay que ir poco a poco con él. Lo que queremos es que poco a poco encuentre su mejor nivel. Vamos a ver los partidos que vienen ahora cómo lo vamos a gestionar”.
Ya sea por estrategia médica (ni contra el Betis, cuando jugó 73’, ni ante el Leganés mostró signos de debilidad física) o por decisión técnica, lo cierto es que Bale no ha terminado un partido completo desde que recibió el alta (una vuelta). Ha pasado de innegociable a prescindible para Zidane. Y su actitud tampoco le ayuda. El galés es consciente de su cambio de estatus y sus gestos en los últimos partidos reflejan el mal momento anímico que atraviesa. Contra el PSG, sus gestos de decepción eran patentes. Primero se le vio bostezando en el banquillo. Después, estuvo lento a la hora de quitarse en chándal para entrar al campo. Y, finalmente, no atendió a la llamada de Ramos al final del partido para agradecer el apoyo al Bernabéu. Con la mirada abajo, se fue al vestuario cabizbajo. Zidane le dio la titularidad al partido siguiente, contra el Betis, pero le sustituyó en el minuto 73 tras mostrarse desconectado: en 73 minutos no recuperó ni una pelota, sólo completó un regate y tuvo mala suerte en dos remates en el área (Adán le hizo dos paradones). “Ha hecho su partido”, resumió Zidane de forma lacónica la participación del de Cardiff en el Villamarín. Y en Butarque, se marchó al vestuario mientras se estaba jugando la primera parte…
El galés vive su momento más crítico desde que fichara por el Real Madrid en 2013 por 101 millones de euros (Florentino le convirtió en el fichaje más caro de la historia en ese momento). Esta temporada Bale ha jugado sólo el 35,5% de los minutos posibles (1.342 de 3.780). Una participación secundaria, aunque cuando ha jugado ha cosechado buenas estadísticas: nueve goles y seis asistencias. Sin embargo, Zizou, por cuestiones técnicas, tácticas o médicas, no le ha dado la confianza que sí tuvo en temporadas pasadas. El 26 de septiembre supuso un punto de inflexión. Ese día sufrió una rotura muscular en Dortmund y desde entonces ha encadenado recaídas, partes médicos ambiguos y dificultades para recuperar el ritmo.
Mientras, Lucas Vázquez y Asensio exigen, con sus grandes actuaciones, jugar. Tanto el gallego como el balear están en un nivel físico y futbolístico por encima de la media del equipo y Bale no resiste ahora mismo esta comparación. Además, Zidane, apoyado en un esquema con cuatro centrocampistas, ya considera claramente a la bbC negociable. Ante este escenario, a 13 días para el encuentro de vuelta de octavos contra el PSG, el de Cardiff tiene cara de suplente en el Parque de los Príncipes y un futuro que apunta a estar lejos del Real Madrid.
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