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Grandote, pero no tronco

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Corría el ATP de Viña del Mar de 2014, el último que se disputó en Chile. Nicolás Jarry, el promisorio nieto de Jaime Fillol, no pasaba inadvertido y no solo por sus casi dos metros de estatura.

En tiempos de sequía de estrellas, los ojos inevitablemente se fijaban en ese flaco alto y rubio como el probable acompañante de Christian Garin, con quien un año antes habían llegado a la final de dobles juvenil de Roland Garros, como pilares de una nueva y añorada generación dorada.

En una entrevista, el adolescente Jarry confesó que se fijaba mucho en los grandotes del circuito y mencionó a dos: John Isner e Ivo Karlovic. A Jaime Fillol se le transformó la cara cuando conversamos. "La idea es que no juegue como ellos", dijo. Ambos tenistas miden más de dos metros y basan su juego casi exclusivamente en el servicio y la cobertura que consiguen al aproximarse a la red. De muñeca y técnica, son discretitos. Fillol, un purista del tenis clásico, quería que su nieto fuera algo mejor.

Jarry mide 1,98 metro, lo mismo que un grandote que perfectamente podía ser en ese momento un extraordinario referente: el argentino Juan Martín del Potro. Ser alto no tiene por qué ser sinónimo de ser tronco. El tandilense tiene potencia en el servicio y el derecho, pero también posee talento y carisma.

Un reportaje publicado a fines del año pasado en la web de la ATP hablaba sobre la incómoda y peculiar posición en la que se encontraba Nico Jarry hasta hace poco: el tata Jaime le recomendaba ciertas cosas y su tío Martín Rodríguez, su entrenador, otras. Muchas veces -dice la nota- las instrucciones eran diametralmente opuestas.

Por un tema de respeto familiar y tenístico, Nico no quería "herir" a nadie. Un día habló con su tata, quien le había enseñado a jugar y es su héroe tenístico, y le contó el problema. El alivio de conversarlo fue una parte importante de la solución.

De ahí en adelante, el mérito es de Jarry. Trabajo duro, a veces con cambios radicales, y mucho aprendizaje bien canalizado, están dando los frutos. Por cierto, sumado al talento y al físico. Los periodistas argentinos que lo esperan en abril en San Juan en abril próximo usan una gran metáfora para describirlo: "Saca desde el segundo piso", en alusión a su porte.

Todas las semanas los medios tienen que escribir sobre el mejor resultado, el mejor ranking de su carrera, la marca quebrada o el hito derribado. Nicolás Jarry está avanzando a pasos agigantados. No podía ser de otra manera.