Wilder es el rey: noqueó a Ortiz en su combate más épico
El estadounidense sumó su séptima defensa y se sitúa con un récord de 40-0, pero en el octavo asalto estuvo cerca de ser noqueado. Ortiz cayó tres veces.
"Soy el campeón", gritaba con su equipo Deontay Wilder tras noquear en el décimo asalto a Luis Ortiz. El estadounidense acaba de retener el Mundial del peso pesado por el Consejo Mundial de Boxeo por séptima vez consecutiva. Lo celebró como nunca, también sufrió de ese modo. Casi cae noqueado en el séptimo asalto, pero resistió en pie. Todavía no ha probado la lona y suma 40 victorias en otros tantos combates. En Brooklyn, Wilder se ratificó y retó al único que parece tener las armas para frenarle: Anthony Joshua. "Esta lucha se va a hacer porque la gente la quiere", espetó. La presión, para el inglés.
El combate fue una partida de ajedrez que se animó en pocas ocasiones, pero cuando lo hizo encandiló. Son pesos pesados. Wilder salió a cansar a Luis Ortiz (doce kilos más pesado que él) y jugó con su jab y su velocidad en las esquivas. Se fue quitando la gran parte de las manos, pero él tiraba pocas y cuando lo hacía no impactaba con los nudillos. No hacía daño a Ortiz. Al cubano le aguantó la gasolina cinco asaltos. Cuando bajó el ritmo, Wilder encontró uno de sus bombazos. Se quedó asimilándolo y cuando el estadounidense huele sangre va a por ella. Otro golpe sin oposión y King Kong hincó la rodilla. Se repuso el cubano.
No se desesperó Wilder que siguió con ese juego en los asaltos siguientes. En el séptimo se plantó en las cuerdas. Error. Ortiz estaba cansado, pero encontró una derecha al mentón que hizo flotar al campeón. Estaba KO y Ortiz le conectó más golpes durísimos. Resistió por arrojo, no por nada más. A Ortiz le faltó fuelle para apretarle. Si lo hubiese tenido, habría puesto el final al combate. Se escapó vivo, pero muy herido. El octavo y el noveno asalto tuvo un ritmo de guanteo entre amigos. Uno fundido, el otro recuperándose del golpe más duro de su carrera.
Poco a poco fue a más Wilder y en el décimo asalto encontró una derecha que hizo daño a Ortiz. El cubano se agarró para intentar minimizarlo, no le importó al campeón. Le empujó en un arrebato y el árbitro se lo recriminó, pero el combate estaba hecho. Derecha y crochet, reculó Ortiz y sin oposión le envió al suelo. Wilder es un hombre de una mano y la volvió repetir. Pero King Kong tenía arrojo también y se volvió a levantar. Fue una temeridad, sólo lo hizo para caer con mayor violencia. Wilder no permite errores.
El estadounidense quería consagrarse ante Ortiz y lo hizo. No por nivel, porque sigue mostrando sus mismas carencias (es incapaz de conectar tres golpes seguidos de manera correcta), pero sí por arrojo y tablas sobre un ring. Aguantó a Ortiz, que falló en la preparación física, y volvió a aparecer su bombazo. El combate lo estaba perdiendo, pero Wilder tiene un don llamado pegada. Sólo conecta una mano, pero cuando lo hace apaga a cualquiera. Él quiere demostrárselo a Joshua. La pelota está en campo inglés.