Bravo buscó el peor ejemplo
"La rabia es mala consejera", decía mi abuela. Y vaya cuánta razón tenía.
"(Sergio) Jadue siempre estuvo con nosotros y eso nos hacía sentir bien. Había cercanía", dijo Claudio Bravo en Radio La Clave, enceguecido por la ira y rebalsado por la soberbia. Ocurrió cuando hablaba en contra del presidente de la ANFP, Arturo Salah. "No sabíamos qué hacían con los dineros, con el chanchullo, pero el trabajo de apego era muy positivo", agregó.
¿Es Sergio Jadue un ejemplo? No pues. Porque no puede dar lo mismo citar tan ligeramente a un delincuente de la peor calaña, un gato de campo que llevó el nombre de Chile a una ignominiosa vergüenza. Pese a que debe haber gente en este mundo que diga que Adolf Hitler, Pablo Escobar y el Mamo Contreras eran cercanos, apegados, amables y serviciales, nadie en su sano juicio puede colocarlos como ejemplo.
Queda claro que la rabia nubló a Claudio Bravo. La ira despista y la mayor parte de las veces te manda hacia el camino equivocado.
¿Era positivo que Sergio Jadue fuera cercano a los jugadores? No pues. Porque esa cercanía del presidente de la ANFP permitió que los futbolistas y el entrenador negociaran con la pistola sobre la mesa. Y producto de esa relación próxima, el técnico del amauterismo y del amor por el escudo terminó desvirtuando la realidad. Terminó creyendo que era un rehén, se fue pelando a los jugadores que le dieron un gran título y mucho prestigio, y, más encima, pese al millonario pago rectificatorio que debió hacerle al Servicio de Impuestos Internos, se fue forrado.
La crítica que hace Claudio Bravo del actuar de Salah por no desayunar ni comer con los jugadores no desprestigia al presidente. Al contrario, lo enaltece. Porque Salah, ex fubolista y ex entrenador, podría sentir la tentación de tutearse y llamar "fiera" a los jugadores y "profe" al entrenador. Pero no lo hace porque tiene claro los roles y conoce las nefastas consecuencias de la administración anterior justamente por hacer eso.
Además Salah, consciente de sus limitaciones, le pide al vicepresidente que negocie, en otra de las críticas del portero. ¿Qué competencia tiene Andrés Fazio en este tema? De las mejores. Cuando fue presidente del tenis bajó a la realidad los millonarios premios de Copa Davis que cobraba Marcelo Ríos. Y lo hizo doblándole la mano al papá del Chino. Si esa gestión condujera a un grado académico, Fazio sería un doctor honoris causa en negociaciones de premios deportivos.