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Lo mejor está por venir

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La celebración del equipo argentino rodeando a Guido Pella tras su triunfo ante Christián Garín y la victoria definitiva en la serie de Copa Davis frente a Chile fue el mejor reflejo de lo ocurrido en San Juan este fin de semana. El quinteto de Daniel Orsanic, campeón del torneo por equipos más importante del mundo hace un año y medio, con el número 15 del mundo y otros cuatro top 100 en sus filas, tuvo que dejar la vida en la cancha para superar al conjunto de Massú cuyos singlistas, Jarry y Garín, tienen 22 y 21 años respectivamente.

Como las estadísticas dan para todo, no faltará quién diga que el Chino Ríos -de desafortunados tuits una vez más- fue número uno del mundo a esa edad o que Alexander Zverev y Borna Coric, contemporáneos del número dos de Chile, ya la hicieron, pero conviene precisar que el circuito cambió. Los jugadores están madurando más tarde y alcanzando su consolidación después de los 25 años. En ese contexto, y más allá de las citadas excepciones, Jarry y Garín tienen tiempo. Lo mejor está por venir.

A diferencia del fútbol donde la supremacía argentina es evidente en los números, en la Copa Davis la rica historia de ambos países exhibe un marcado equilibrio que hasta antes de esta serie se expresaba en ocho victorias para cada uno. Para desnivelar el score, el cuadro trasandino debió sufrir lo indecible y exigirse al máximo. Si Jarry hubiese estado más fresco físicamente quizá Schwartzman no se hubiese escapado en la cuenta en el primer set y hoy estaríamos hablando de otro desenlace. Garín, a su turno, hace un año, probablemente, habría perdido 6-3, 6-2 con Guido Pella, pero tuvo la capacidad para remontar un 2-4 0-30 en el segundo set y forzar el tie break. Argentina ganó por monedas, sufriendo, de ahí su desatada celebración.

Los progresos de Jarry son hoy una realidad. Sería riesgoso decir cuánto avanzará en el ranking ATP este año, pero el parámetro es auspicioso. El nieto de Jaime Fillol ocupa el vigésimo lugar en la Carrera al Masters de Londres. O sea, es el número 20 del mundo en la clasificación de enero a abril. Un campañón que, además, hizo extensivo en la Davis ganando cinco de sus seis partidos ante Ecuador y Argentina. Si mejora su consistencia y sube a más a la red a cerrar aquellas jugadas que hoy empiezan de nuevo tras una buena defensa del rival puede pegar un salto aún más importante.

Su entendimiento con Podlipnink es otra de las grandes virtudes el equipo. Chile tiene un dobles capaz de jugar contra cualquier pareja del mundo. La contra, está dicho, es el desgaste de Jarry y cómo ese factor lo condiciona al momento de afrontar el cuarto punto de la serie. Esta semana, en Houston, Julio Peralta reaparece tras su lesión y debiera volver a las convocatorias en 2019.

Christian Garín llegó a San Juan convertido en un solvente jugador de challengers tras mejorar más de 150 puestos en el ranking ATP en tres meses. Su notoria alza y evolución técnica como jugador de canchas rápidas no le alcanzaron para brindarle un punto a Chile, pero fue competitivo y un duro escollo para el 15 y 63 del mundo. Emocionalmente se le ve más estable, confiado en sus recursos. Si no ocurre nada extraño, el campeón junior de Roland Garros 2013 debería continuar subiendo con autoridad en el escalafón mundial.

Capítulo aparte a la hora del balance es la notable gestión de Nicolás Massú. Un capitán no solo estudioso y comprometido sino respetado en todo el mundo y que, además, irradia chilenidad. Vaya contraste con Ríos, quién con sus tuits provocadores, genera enemistad y división. Terminada la serie, Schwartzman agradeció el fair play y compañerismo del equipo chileno, una cordialidad recíproca y que el anfitrión promovió desde el inicio bajo la campaña rivales no enemigos. Al Chino, en cambio, José Luis Clerc y el capitán Daniel Orsanic le contestaron con dureza. Se lo ganó innecesariamente y al final del día uno se pregunta, ¿cuál es el gusto de querer ser más importante que los jugadores?

Massú no tiene ese afán protagónico. Trabaja por el tenis y sigue en el cargo pese a que la Federación, que se cae a pedazos, le adeuda varias series. Este martes, el Comité Olímpico citó a una reunión de salvataje a dirigentes y ex dirigentes mientras en los clubes se instala la idea de que lo más conveniente sería el colapso, la quiebra de la actual Federación, para partir de cero bajo otra estructura. Como ven este desastre es inversamente proporcional al auspicioso futuro del equipo de Copa Davis. Un verdadero milagro.