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Tal vez el título de esta columna parezca extraño en este momento. Pablo Guede hoy es el dardo predilecto de fanáticos y no tan fanáticos albos, de anticolocolinos, de hinchas de otros equipos y de la prensa en general. Pasa por su peor momento, es cierto, pero el apoyo de gran parte del plantel no puede ser en vano y, más allá de la caída ante San Luis, el duelo ante la U es donde se debe ver ese compromiso del que tanto hablan los referentes.

Muchos hablaron de tongo en la renuncia de Pablo Guede, pero todo tiene dos o más formas de analizar. ¿Cuál es la otra? Un grupo de jugadores que le cree, que se siente cómodo, que defiende y que respeta a su entrenador. Ese mismo grupo y este mismo DT son los campeones vigentes, suman dos Súpercopas y una Copa Chile. Y lo que es igual o más importante, nunca han perdido un clásico. De hecho, bajo el mando de Guede acumulan un rendimiento de 86,7 por ciento en este tipo de partidos.

Cuando el entrenador ha estado tambaleando -que no ha sido en pocas veces- , ha llegado un duelo contra la U o la UC para salvar la situación y descomprimir el ambiente. Así ha sido en toda la era del argentino.

No se trata de defender al técnico bajo cualquier circunstancia. Se ha equivocado mucho, su personalidad le ha jugado en contra, pero ¿qué es más importante: el perfil polémico y/o tramposo que irradia o que referentes tan importantes y experimentados como Valdivia o Paredes defiendan su trabajo y su manejo interno? Para mí, lo segundo. Eso es lo que determinará si es un buen o mal entrenador, más allá que si desde afuera lo consideran un personaje de oscuros manejos. Algo que, por lo demás, nunca se ha comprobado.

Tal vez fracase en la Copa Libertadores, es muy probable. Lo de Delfín fue una vergüenza pero, tomando en cuenta la historia reciente, tampoco era previsible que apabullaría a los ecuatorianos. Sin justificar esa caída, hoy Colo Colo no es más que nadie a nivel internacional. Lo del '91 y el mote de copero es cosa del pasado. Y de un pasado lejano.

Posiblemente haya muchos hinchas albos que sean capaces, incluso, de aguantar una derrota ante la U para que el DT se vaya. Mejor sería confiar en los líderes del grupo y en sus razones para blindar al jefe. Ahora toca que ellos hagan lo suyo, tal como lo han hecho en otras ocasiones.

No siempre una derrota es culpa del entrenador ni menos una victoria es mérito exclusivo de los jugadores. Pero claro, esa forma de analizar las cosas parece ser la más fácil en momentos como este.