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Un portazo en la cara

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Fue contundente Reinaldo Rueda. Dijo derechamente que Claudio Bravo estuvo mal, que sus peticiones personales no pueden estar por sobre las del grupo, que no tiene intención de volver a reunirse con él, que no tienen mucho que hablar y que está mirando otros porteros.

Fue más allá de la crítica e hizo algo poco aconsejable: compararlo con otro jugador. Y no fue cualquier odiosa comparación. Dijo que prefiere a Arturo Vidal, el polo opuesto del arquero tras el escándalo del final de la eliminatoria. Un portazo en la cara.

El colombiano está molesto y lo que describe es coherente con lo que ocurrió. Bravo fue nominado y en la convocatoria se dejó explícitamente escrito que fue él quien se bajó. Y el enojo del guardameta del Manchester City con Arturo Salah se entiende como una rabieta por la bajada de pulgar del presidente de la ANFP a la contratación de Julio Rodríguez.

La pregunta es ¿por qué ahora? Si los hechos que describe Rueda fueron tal y como son, ¿por qué no lo respondió en Suecia, cuando le preguntaron directamente y era el momento para aclarar todo de una buena vez? ¿Por qué la rudeza vino seis semanas después? Algo más debe haber pasado con Claudio Bravo tras el regreso de la Roja de Escandinavia, hace un mes y medio. Eso explicaría la reacción poco conciliadora del colombiano.

Por el momento, Rueda dejó clarísimo en la entrevista con El Mercurio a quién va a estar mirando para ponerse al arco. "Jugadores naturalizados hijos de chilenos", dijo. Es decir, Gabriel Arias y Fernando de Paul. También a "jóvenes que tienen condiciones y no asumen aún la titularidad". O sea, Brayan Cortés, Gonzalo Collao y, posiblemente, Gabriel Castellón. Y si la norma de excluir a Esteban Paredes y Jorge Valdivia por la edad se extiende a todos, entonces Johnny Herrera, quien hoy cumplió 37 años, también se quedaría en la cuneta.