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La viveza de Paredes

Otra vez Esteban Paredes fue enorme figura en Colo Colo. Con sus goles ante Bolívar, en el primer tiempo de un partido vital para continuar con chances en la Copa Libertadores, el capitán albo rápidamente solucionó todos los problemas.

Apareció el ariete en el área sur del Monumental y después, durante el complemento, el Cacique administró la ventaja para vencer con tranquilidad. Ahora irá a Colombia a definir su suerte ante Atlético Nacional de Medellín.

Las dos anotaciones de Paredes fueron una clase magistral de viveza futbolística. También una exhibición de maestría táctica. Para atesorarla y, si se quiere y se puede, divulgarla entre los aspirantes a convertirse, algún día, en centrodelanteros en el fútbol profesional.

Claro, con 37 años y más de 200 goles en su carrera, el zurdo da muestras de conocer al detalle hasta el más ínfimo y recóndito secreto en el puesto. En el fútbol nunca se termina de aprender, pero el hombre parece estar siempre cerca de la totalidad del conocimiento.

En el primer tanto, la mirada superficial puede llevar a destacar como crucial la anticipación ofensiva a Ronald Raldes para convertir a la altura del primer palo. Sin embargo, el aspecto clave del gol surge mínimas fracciones de segundos antes.

Situado entre ambos zagueros centrales bolivianos, y cuando el balón viajaba en la mitad de su trayecto aéreo desde Carmona hacia Fierro, Paredes le ganó la posición al zaguero con una salida explosiva y sin aviso previo. En su mente, ya estaba trazado el pivoteo del lateral derecho hacia el arco (cosa que finalmente ocurrió con gran mérito del defensor proyectado en ataque) y actuó en consecuencia. Pura viveza.  

Pero donde quedó más al descubierto la picardía del zurdo fue en la acción previa a la segunda conquista. Era una pelota larga y al espacio que no parecía significar ningún peligro. No obstante, el central Pablo Pedraza cometió un grave error ante un goleador como Paredes: permitió que el balón diera un bote (debió atacar la pelota y resolver todo con un cabezazo).

Ahí el altiplánico suscribió su 'sentencia de muerte'. El capitán albo otra vez ganó la posición, con una carga hombro con hombro justa, en el momento en que el zaguero concentraba su atención en la pelota. Lo pilló inestable, con una base de sustentación débil. Otra gran muestra de picardía para intervernir en el momento preciso. Y sin hacer foul.

Fue como robarle el balón a un niño. Así se percibió la imagen en el Monumental. Claro, parece fácil, pero Pedraza mide 1,89 metros y, en la báscula, sobrepasa los 85 kilos. La maniobra rememoró, con matices por cierto, a lo sucedido frente Rafael Vaz en el segundo gol de Paredes durante el Superclásico. 

También parecía un balón perdido, sin mucho asunto, lejos del arco y en un costado del área penal. Sin embargo, tal vez por desconocimiento, el brasileño de la U creía que nada pasaría. Pero se 'comió' el amague del colocolino y luego este clavó la pelota en un ángulo. Pedraza, el zaguero del Bolívar objeto de la segunda avivada de Paredes en Macul, puede estar algo tranquilo: es uno más en las lista de 'víctimas' del formidable goleador.