Cuestión de Tiempo
A fines de febrero, en Rio de Janeiro donde alcanzó su primera semifinal en un ATP 500, Nicolás Jarry (22 años 6 meses) declaró que le fue favorable crecer a la sombra de Christian Garín y jugar sin la presión de liderar el recambio del tenis chileno. Esta temporada, el fenómeno se invirtió y para el ex campeón junior de Roland Garros 2013 ha sido particularmente provechoso el despegue de la Torre y competir lejos de la mirada de los medios, las redes sociales y ciertas críticas, eventualmente, perjudiciales para su carrera.
Es que Jarry al entrar de lleno en el circuito grande, codearse con los mejores y convertirse en uno de los mejores arcilleros de la temporada ha concentrado la cobertura y la mayoría de los comentarios mientras Garín, en un segundo plano, se consolida en el mundo de los challengers y avanza a tranco firme rumbo al top 100.
Este lunes, con 21 años y 9 meses, y tras alcanzar la final del Challenger de Lisboa, Garín aparecerá en casillero 172 de escalafón mundial, el mejor ranking ATP de su carrera. El 15 de enero figuraba en el lugar 373, es decir, en cuatro meses y medio ha mejorado más de 200 puestos.
Recuerdo con nitidez un encuentro con Garín en noviembre de 2016 en el Estadio Español. Participaba en la inauguración del torneo senior Alfredo Trullenque cuando se me acercó a saludar. Estaba empezando sus vacaciones. “Estoy tranquilo en Europa, trabajando fuerte, sé que me voy a meter, hoy los jugadores maduran más tarde, a los 22 o 23 años voy a estar arriba”, dijo aquella vez con un convencimiento absoluto. Está cumpliendo. Va en la senda indicada.
Si bien en 2017 el plan no surtió el efecto deseado y su ranking involucionó pese a enrolarse en la academia de Rafa Nadal, seguir los consejos de Tío Tony y entrenar ocasionalmente con el múltiple campeón de Roland Garros, esta temporada las cosas marchan viento en popa luego de adoptar un cambio radical a fines del año pasado: fichar a Horacio Matta.
El entrenador chileno, radicado hace más de dos décadas en California y que trabajó con Fernando González, le brindó una dirección técnica personalizada y ciento por ciento presencial, hizo cambios significativos en su juego y consiguió gracias a su amistad con Larry Stefanki la asesoría del ex coach de McEnroe, Kafelnikov, Safin, Roddick y el mejor González, aquel que se metió 5 del mundo y fue finalista del Abierto de Australia. Fue la mejor decisión que pudo tomar.
Hoy Garín se halla en una fase superior de consistencia, sacando mejor, muy firme de ambos lados -el revés plano que va a buscar adelante con swing corto lo tiene muy afinado- y, además, está estable emocionalmente. Lo demuestran los partidos que remontó habiendo perdido el primer set, esta semana en cuartos frente a Taro Daniel y en semis frente a Pedro Sousa. El número dos de Chile siempre tuvo mentalidad ganadora, pero le faltaba consolidar su dureza psicológica, mejorar su tolerancia a la frustración (que en el tenis es permanente, punto a punto) e imbuirse de esa templanza tan necesaria y diferenciadora en los tenistas de primer nivel. Ahí tiene que seguir trabajando para llegar a la elite.
En este deporte, haber sido un jugador top en juniors no necesariamente se traduce en un estatus equivalente como profesional. La transición es compleja y muchas veces infranqueable para grandes tenistas juveniles. Ejemplos abundan. Agustín Velotti, campeón juvenil de Roland Garros en 2010, llegó a ser 166 del ranking ATP, pero hoy con 25 años esta 601 del mundo. El belga Kimmer Coppejans, quién en 2012 alcanzó el título junior en Paris, tocó el puesto 97 de la clasificación, pero actualmente, con 24 años, figura en la casilla 371. No todos son Alexander Zverev (3 ATP), Denis Shapovalov (26 ATP y ex campeón junior de Wimbledon) o Andrey Rublev (31 ATP), quién se adjudicó la categoría juvenil del Abierto de Francia en 2014, al año siguiente de Garín.
El número dos de Chile está haciendo la ruta larga, pero está muy bien encaminado. Dando saltos de calidad, de manera gradual, paso a paso. A este ritmo y con los pocos puntos que debe defender de aquí a fin de año no debiese extrañar que roce o definitivamente alcance el top 100 al término de esta temporada. Así, con dos jugadores en ese selecto grupo, podremos decir que el recambio acabó siendo muchísimo mejor que lo que los escépticos decían. En buena hora por Jarry, Garín, el equipo de Copa Davis y los que se sumen.