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Un apronte prometedor

Quienes nos criamos viendo a Chile en las Copas del Mundo una vez por década (1982, 1998, 2010 y 2014) tenemos la capacidad de no sufrir por la ausencia, disfrutar con la condición de neutrales y ocuparla para gozar con el espectáculo del fútbol.

La gran duda al comienzo de todos los mundiales desde Italia 90, cuando todo parecía comenzar a pudrirse con un fútbol más mezquino y menos lírico, ha sido ver si la curva irá hacia abajo o regresaría a los tiempos del goce (en mi caso, los 80).

El inicio de Rusia 2018 ha sido prometedor. Un aperitivo con cinco goles, que muchos disfrutaron el doble por ser Pizzi la víctima. El Chavo del 8 sabiamente decía que "la venganza nunca es buena; mata el alma y la envenena".

Dos triunfos en el último minuto. Uruguay rompió una maldición de 48 años y, pese a la derrota, Egipto dejó una buena impresión. Está claro que otra cosa será con Salah en la cancha. El plato de fondo del viernes con Portugal vs. España fue un partidazo.

El espectáculo de los equipos de la península ibérica lo catapulta a la categoría de partido inolvidable. Esos que uno disfruta tanto cuando los ve en directo que sigue hablando de ellos por varios años. Va a quedar en la misma repisa del estante con el Alemania-Francia del 82, el Bélgica-URSS del 86 o el Inglaterra-Camerún del 90. Partidos llenos de emoción y de goles, encuentros que le dan a los Mundiales la magia que mueve a muchos para sumergirse durante un mes en fútbol puro y mágico.

Portugal tuvo tres remates del arco. Y anotó tres veces. Cristiano Ronaldo marcó en un partido la misma cantidad de goles que había hecho en las tres copas del mundo previas que disputó. Los españoles lo sufrieron, pero con el corazón atravesado. Parecido a lo que les pasó a los italianos del sur cuando enfrentaron a Maradona, en 1990.

España venía de perder al entrenador tres días antes. Descubrieron que con Hierro pueden ejecutar el mismo libreto que bien aprendido se tenían con Lopetegui, y que disponen de un Diego Costa que debieron esperar dos Copas del Mundo para que respondiera al nivel superlativo que exhibe en las competencias de clubes.

Parece que no habrá que hacer un ránking del mejor partido de la fase de grupos. Faltan más de 40 por disputarse, pero este les dejó la vara demasiado alta al resto.