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La delgada línea cruzada

Universidad Católica fue el mejor equipo de la primera rueda en el fútbol chileno. Más allá de cualquier gusto futbolístico, el cuadro de Beñat San José hizo una campaña destacable: ganó 10 de sus 15 partidos y sólo perdió uno. Fueron 34 puntos que en un formato de torneo corto, como los anteriores, le habría dado el título.

Dicen que los hinchas de la UC son quejumbrosos. Con el estilo de juego y el espectáculo que da, este cuadro cruzado en varios partidos ha entregado argumentos para que los fanáticos se quejen. Sin embargo, consiguió buenos resultados durante casi todo el primer semestre, lo que disminuye el efecto de las críticas que se le puedan hacer.

Es innegable que Beñat San José ha hecho mucho en Universidad Católica. Con un plantel limitado logró un buen orden defensivo, aunque carece de ideas y variantes en ataque. Y eso es lo que hace frágil la campaña de Universidad Católica.

Marca la diferencia por un gol. Perder esa solidez desespera a la UC. Sólo en tres partidos del primer semestre, incluyendo la Copa Chile, los cruzados comenzaron perdiendo. Y en ninguno de ellos pudieron ganar. Es más, solo empataron uno ante San Luis. Cuando la Católica recibe el primer gol es otro equipo. Ahí afloran todas sus debilidades e incapacidades, como ocurrió en la reciente e inesperada derrota ante Cobreloa.

Las causas de esta fragilidad de Universidad Católica van más allá de lo deportivo. La política de refuerzos, si bien es adecuada para asegurar la estabilidad administrativa del club, da muchas ventajas en lo deportivo. Y por lo mismo, si San José es campeón con su estilo y sus pocas variantes, será sin dudas un gran logro más allá de la irregularidad que exhibió en el final de la primera rueda o del nivel del espectáculo exhibido. La eliminación de la Copa Chile dejó en evidencia que la línea entre el éxito y el fracaso de esta Universidad Católica es muy delgada.