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La revolución de los goles en Rusia

Ya se disputa la segunda fecha de la fase de grupos en Rusia 2018. Van apareciendo datos significativos respecto de lo que sucede en la cancha. Hay una información que llama la atención de sobremanera. Tiene que ver con la forma de anotar goles en el Mundial.

Tras el empate 1-1 entre Dinamarca y Australia, 28 de los 47 tantos del torneo tuvieron su origen en situaciones de balón detenido (Táctica fija). Una bestialidad. Es el 59,6 por ciento de todas las conquistas.

La cifra está vinculada con los fundamentos tácticos defensivos empleados por la mayoría de las selecciones. Una vez perdida la pelota, solo España se anima a no retroceder (incluso avanza en el campo de juego) para recuperar el balón (Presing). El resto de los mortales opta por el repliegue, achicar espacios en el frontis del área penal y, en ese sector, tratar de hacerse nuevamente de la pelota (Reagrupamiento Defensivo).

En Rusia la tónica ha sido defender en espacios reducidos, en las inmediaciones del primer cuarto de la cancha. La faena ofensiva, por lo tanto, se torna compleja. No hay tiempo ni espacio para excederse en el manejo de la pelota. Las exigencias de precisión a las combinaciones son máximas. Se debe jugar al callo para poner a un hombre en situación clara de gol. 

En tal contexto, la vía más plausible para llegar a la conversión es el balón detenido. Por lo mismo, la crítica desfavorable en torno al cometido defensivo por la anotación recibida mediante una acción de táctica fija ya no tiene vigencia. Es un cambio de paradigma brutal: en el Mundial es más factible (y menos criticable) recibir un gol en un tiro libre o por un penal que por una maniobra asociada con la pelota en movimiento (Táctica funcional).   

Retroceder y esperar en campo propio el ataque del rival para recuperar la pelota, buscando salir rápido en ofensiva (Contraataque), era una ecuación que solía entregar espléndidos beneficios hasta Rusia 2018. Pero la cosa cambió. En esto tiene mucho que ver el ir y venir colectivo (Transición) que manifiesta cada selección.

Perdido el balón, solo transcurren segundos para que el bloque defensivo se rearme con casi todos los jugadores situados detrás de la línea de la pelota. El venir (Transición defensiva) es la principal novedad táctica en Rusia.

Todos bajan, todos defienden desde su lugar en el esquema posicional, nadie se queda tirado arriba observando cómo los demás protegen la portería. Así, el equipo no brinda espacios para la profundidad ofensiva rival.

Entonces, el balón detenido emerge como principal arma de gol.