PERFIL

Venus Williams sufre el síndrome de Sjögren desde 2011

La tenista, primera afroamericana en alcanzar el número uno, fue diagnosticada hace siete años con una enfermedad que no le ha impedido recuperar su mejor nivel.

Actualizado a
Venus Williams celebra su victoria en primera ronda de Wimbledon tras derrotar a la sueca Johanna Larsson

El 25 de febrero de 2002 Venus Williams se convirtió en la primera jugadora afroamericana de tenis en alcanzar el número 1 de la clasificación de la Women's Tennis Association (WTA), escalafón que ocuparía durante 11 semanas. Un hito en la prolífica carrera deportiva de la americana ganadora, entre otros, de siete torneos Grand Slam.

Lo que quizá mucha gente no sabe es que Venus ha tenido que enfrentarse a lo largo de su carrera a temibles adversarias y a un incómodo compañero de viaje: Henrik Sjögren. Y no, no es que este oftalmólogo sueco haya osado intercambiar golpes con Williams, de hecho falleció en 1986, simplemente fue el primero que describió los síntomas del síndrome que sufre la tenista y que le fue diagnosticado en 2011.

Enfermedad autoinmune y sistémica

El síndrome Sjögren, según describe la Asociación Española del Síndrome Sjögren (AESS), es una enfermedad autoinmune y sistémica que afecta principalmente a las glándulas exocrinas, afectación que conduce a la aparición de síntomas de sequedad. Además, su carácter sistémico, es decir, que puede manifestar una gran variedad de síntomas, tiene un impacto negativo en la calidad de vida del paciente por la cantidad de funciones que pueden verse alteradas, principalmente por esa sequedad, la fatiga y el dolor provocados.

Una situación que se agrava debido a la dificultad de lograr un diagnóstico instantáneo por la variedad de síntomas que manifiesta la enfermedad y que causa importantes disfunciones a los enfermos en el plano físico, laboral, psicológico, económico y social.

Sin duda, el aspecto más grave del Síndrome de Sjögren, según alerta la AESS, es un mayor riesgo para desarrollar cáncer hematológico (linfoma) entre quienes lo sufren, que se ha calculado que podría ser de 10 a 30 veces mayor que en el resto de la población general.

Venus vuelve a sentirse tenista

En lo que a Venus Williams se refiere, se puede concluir sin ningún género de dudas que afrontó la situación con determinación realizando un no tan sutil cambio en su dieta: escogió el camino del veganismo para volver a competir. Y tras un paréntesis de un año aproximadamente, el comprendido entre el US OPEN de 2011 y el Masters de Miami de 2012, Venus Williams volvió a las pistas del circuito para demostrar que el cambio de alimentación, las nuevas rutinas de entrenamiento y, sobre todo, una determinación inquebrantable la devolverían a lo más alto.

En 2017, a sus 37 años, fue capaz de lograr lo que muy pocos creían posible: regresar a una final de Grand Slam. Fue en Australia. Lástima que el destino se mostrara tan caprichoso y despiadado por permitir que fuera Serena la que evitó que saboreara las mieles del éxito. “Sin ti, Venus, no hubiera ganado ninguno de los 23 torneos ‘grandes’. Me has inspirado y mereces un aplauso por tu impresionante regreso”, le dedicó la hermana menor en Melbourne tras derrotarla.

Meses después, en Londres, volvió a la carga y a la pista central del All England Club para disputarle a Garbiñe Muguruza el que hubiera sido su sexto Wimbledon. Pero la española también le cerró esa puerta aunque, a esas alturas, Venus ya presumía de haber ganado a su rival más incómodo. El síndrome de Sjörgren no fue capaz de romper el servicio de la americana.

Habrá que ve si en la edición de 2018, que justo arrancó ayer, es capaz de reencontrarse con su mejor tenis y quién sabe si coronarse de nuevo en su torneo fetiche. De momento, en primera ronda se ha deshecho de la sueca Johanna Larsson (6-7, 6-2, 6-1) y mantiene vivo su sueño de proclamarse campeona una vez más.